Cuando se recorre la quinta de San Vicente, lugar de amor y descanso de Juan Domingo Perón y Eva Duarte, uno se encuentra con parte de la historia del peronismo. Quienes la visitan quedan sorprendidos del odio de la Revolución Libertadora que destruyó todo tipo de estatua de Perón o Evita. Esta historia de odio que parecía haber quedado en la historia vuelve a repetirse en estos tiempos con el ex presidente Néstor Kirchner, fallecido el 27 de octubre de 2010.
Más allá que desde el gobierno nacional hablan de “diálogo y convivencia” entre los argentinos, desde el mismo 10 de diciembre intentaron que desaparezca todo lo realizado por los ex presidentes Néstor y Cristina Kirchner. Mauricio Macri ordenó retirar de la Casa Rosada las imágenes de Néstor Kirchner y Hugo Chávez y luego dictaminó que sean retirados los cuadros de Juan Domingo Perón y Ernesto “Che” Guevara, más todos los héroes latinoamericanos que estaban en la Galería de los patriotas latinoamericanos. Luego modificaron el Museo del Bicentenario e intentan cambiar el nombre del Centro Cultural Kirchner al que los locutores deben llamar CCK.
En los últimos días, el ministro de Agricultura, Ricardo Buryaile, ordenó remover un busto del ex presidente que estaba ubicado en un patio de esa cartera de Paseo Colon al 900. El busto había sido encargado al diseñador José Alberto Michenzi, por parte del entonces ministro de Agricultura, Julián Domínguez.
Más allá de esas medidas se observa en todo el país que están siendo destruidos los monumentos que fueron colocados para recordar al ex presidente. Ataques se multiplicaron en el último año. Destruyeron el busto ubicado en la Plazoleta Héctor Cámpora, en Quilmes Oeste y la estatua ubicada en la plaza Eduardo Costa de la localidad de Campana, provincia de Buenos Aires.
En Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos, se dio lo que quizás sea el peor caso: la figura de Néstor Kirchner fue dañada en febrero y directamente decapitada en junio, cuando también robaron su cabeza.
El mes pasado, el ataque se produjo en la Universidad Nacional de Lanús, junto a las de Eva Perón y Diego Maradona. Otros casos se produjeron en Chaco y Corrientes.
La historia se repite como en 1955, cuando por el decreto 4161 de Revolución Libertadora, se prohibió nombrar a Juan y Eva Perón, cantar la Marcha Peronista o cualquier símbolo vinculado al peronismo. Claro, el pueblo hizo oídos sordos y para demostrar que no se olvidaban del coronel y Evita se ponían sobre la solapa del saco un ramito de la flor No me olvides, como muestra de lealtad.
El genial Arturo Jauretche inmortalizó unos versos que decían así:
No me olvides, no me olvides
no me olvides,
es la flor del que se fue.
No me olvides, no me olvides.
No me olvides,
volveremos otra vez.
Es el novio de la patria
de la patria que le espera.
Volverán los nomeolvides,
volverán en primavera.
¡No me olvides, no me olvides,
no me olvides!
Canta el pueblo de Perón.
No me olvides sobre el pecho,
no me olvides pegadito al corazón.
Volverán los nomeolvides
cada año a florecer.
Con la flor de nomeolvides
no olvidando esperaré.
No me olvides, no me olvides.
No me olvides.
Es la flor del que se fue.
Nomeolvides, nomeolvides,
Nomeolvides
¡¡Volveremos otra vez!!