Por Alfredo Silletta. Cuando el gobierno de Mauricio Macri y los medios hegemónicos se regodeaban que un grupo de intendentes decidió no participar de un acto organizado por Fernando Espinoza y Máximo Kirchner; cuando un escándalo mediático parece golpear la figura de Daniel Scioli y el sector de Florencio Randazzo avisa que jugará las internas, obligó a Cristina Kirchner a realizar una movida rápida para salir de la máxima tensión y comenzó a convocar a los intendentes de la provincia de Buenos Aires. Como diría el gran Leopoldo Marechal, de los laberintos se sale por arriba.
La ex presidenta está convencida que hay que armar un gran frente patriótico, con base en el peronismo, para enfrentar las políticas de hambre y ajuste de Cambiemos. Mañana martes se reunirá con un grupo de intendentes cercanos a su postura y posteriormente lo hará con aquellos intendentes que estaban en el grupo Fénix y el Esmeralda, también se reunirá con los intendentes del interior.
Si hay algo que caracteriza al peronismo cuando está fuera del poder es que no da paz a sus enemigos. Lo hizo durante la resistencia peronista, luego del golpe cívico-militar del ‘76, cuando perdió las elecciones con Alfonsín en 1983 y con De la Rúa en el 2001. El peronismo hoy no está sólo, hay millones de bonaerenses que siguen firme en la defensa de un modelo nacional de crecimiento con equidad. Muchos se olvidan que el FpV obtuvo el 49% de los votos y hoy ese porcentaje es superior luego de las políticas desastrosas de Cambiemos.
La ex mandataria se reunió la semana pasada con los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada) pero no suelta prenda sobre su futuro. Lo decidirá a último momento, como hizo Juan Domingo Perón durante décadas. Decirlo implicaría mostrar las cartas a Cambiemos.
La política es cambiante y mucho más a 30 días del cierre de listas en la provincia de Buenos Aires. Hasta hace un mes, quienes conversaban con la ex mandataria tenían la sensación que no jugaría, que trabajaría en un armado donde estén todos los sectores. Hoy el problema personal de Scioli –más allá que las encuestas dicen que no lo afecto en la intención de voto- más la rebelión de un grupo de intendentes que plantean una relación directa con Cristina, no subordinados a La Cámpora, podría implicar que la ex presidenta juegue.
Cristina tiene claro que hay que ganar en el 2017 para pensar en el 2019. La mayoría de los intendentes, incluida la poderosa Matanza, coinciden que si Cristina decide ser la candidata todo se ordena. “Es la figura que más mide en los barrios, nadie pregunta por otro candidato, sólo por ella”, dice un jefe comunal del conurbano a Info135
El sector de Florencio Randazzo ya afirmó que quiere ir a las PASO. La esperanza es que la ex presidenta no se presenta (perderían 9 a 1 una interna) y pelear con los candidatos que estén enfrente. Podrían ser Verónica Magario, Daniel Scioli o Martín Insaurralde. Por ahora, el espacio del ex ministro del Interior cuenta con el apoyo de los medios hegemónicos pero poco espacio territorial. Como ejemplo en la tercera sección electoral está Fernando “Chino” Navarro y Mónica López, demasiado poco al lado de la totalidad de los jefes comunales. Desde este sector aspiran que cuando Cristina no se presente muchos saltarán para ese espacio. El problema que tienen es que si hay PASO habrá listas para legisladores nacionales y provinciales y concejales. De ahí que los intendentes deberán tener claro los riesgos de jugar en una lista que puede perder porque se le puede complicar el manejo de los Concejos Deliberante.
En 1936, Leopoldo Marechal escribía un poema dedicado a su esposa María Zoraida Barreiro. Recordemos un fragmento:
“Señor –le dije-, clavo la rodilla y la frente,
pero, ¿cómo salir de la noche doliente?”
Y respondió:
“En su noche toda mañana estriba:
de todo laberinto se sale por arriba
“si el alto Amor lo quiere. Pero la Ciencia dijo:
En horas de tiniebla no te apresures, hijo.”
Cristina sabe que cuando el peronismo parece entrar en estado de desorientación, como en los laberintos de Marechal, se sale por arriba.
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