Por Alfredo Silletta. En 1992, el presidente George Bush se presentaba para la reelección en los Estados Unidos y parecía imbatible con una gran popularidad luego del final de la guerra fría y la caída de la Unión Soviética. En aquellas elecciones Bill Clinton, con el asesoramiento de James Carville, decidió que el candidato demócrata debía concentrarse sólo en la economía del país, en los problemas de la vida común de las personas. En aquel momento, Carville pegó un gran cartel en las oficinas centrales de campaña: Es la economía, estúpido –The economy, stupid- y ganó las elecciones.
La historia es conocida, pero da pie para reflexionar con el acto de Cristina Kirchner en Arsenal y con la lista presentada por Unidad Ciudadana. La ex presidenta sorprendió dos veces en una semana. El pasado martes, mostró a la gente de carne y hueso que está sufriendo el brutal ajuste del macrismo. Había una jubilada que no puede pagar el gas; becarias del CONICET despedidas por la gestión actual; docentes del conurbano; jóvenes que perdieron el plan Progresar; una bibliotecaria que cuenta que ahora la gente le pide comida y no libros; el aumento de familias en los comedores populares; madre de siete hijos a quien le quitaron la pensión; cooperativas que no pueden pagar las tarifas de luz y gas, entre otros ejemplos. Por estas horas, Jorge Taiana recordaba que “en las elecciones de 2011 los que subieron al escenario eran personas que habían ganado derechos, lo contrario sucede ahora”.
Con la presentación de la lista de Unidad Ciudadana, la ex mandataria volvió a sorprender. Pese a los cansadores comentarios de los periodistas hegemónicos donde afirmaban una y otra vez que Cristina creaba Unidad Ciudadana para poner gente de La Cámpora y bancar a sus fieles legisladores, hizo lo contrario. Quedaron fuera de la lista dirigentes como Carlos Kunkel, Héctor Recalde, Diana Conti, Juliana Di Tulio, Teresa García y Edgardo Depetri entre otros. La lista fue conformada por Jorge Taiana, un dirigente de una trayectoria política intachable, que cuando fue despedido del gobierno jamás salió de su boca una palabra de rencor y supo poner primero lo colectivo a lo individual.
Por su parte, la lista de diputados está encabezada por Fernanda Vallejos, una joven economista que sabe de economía y que no duda en polemizar cuando es necesario. Luego sigue Roberto Salvareza, científico y ex presidente del CONICET y en tercer lugar Fernando Espinoza, presidente del PJ bonaerense y hombre fuerte de La Matanza. Luego, dirigentes de prestigio como Hugo Yasky, Daniel Scioli o Leopoldo Moreau y los dos dirigentes sindicales de las nuevas camadas: Vanesa Siley y Walter Correa. El mismo Jaime Duran Barba afirmó que “Cristina es temible, tiene sustancia y nos obliga a trabajar el doble”.
Frente a Unidad Ciudadana, el presidente Mauricio Macri “compró” lo que dicen el establishment y los medios hegemónicos y apostó por figuras muy cuestionadas. Por un lado, Esteban Bullrich, un ministro de Educación que se opuso a darle un aumento a los docentes que hoy, increíblemente a seis meses, no resuelve la paritaria docente con maestros que no llegan a los 10 mil pesos. En diputados decidió poner a Graciela Ocaña, que sólo hablará de “corrupción” y que por estos días la periodista Julia Mengolini recordó que Ocaña “es la responsable de que las Qunitas estén en un galpón” al ser la autora de la denuncia ante el juez Bonadío.
Florencio Randazzo viene cometiendo errores una y otra vez. En el 2015 no aceptó ir a internas con Daniel Scioli y tampoco quiso ser candidato a gobernador. Durante este año estaba convencido que la ex mandataria no se presentaría y volvió a equivocarse. Los pocos intendentes que lo acompañaron le recriminaron que vaya a reunirse con Cristina y no acordara. Hoy estará peleando el cuarto o quinto puesto con la izquierda.
Macri hablará del pasado y contará con el apoyo de los medios hegemónicos y el poder económico. Cristina hablará de los que sufren, los que necesitan, donde se paguen tarifas normales, alimentos más económicos, Pymes que no cierren por la apertura indiscriminada, sin despidos, con salarios dignos y una vida mejor para los más humildes.