Por Alfredo Silletta. El día que el peronismo logró el 49% de los votos en el balotaje, Sergio Massa supo que sería muy difícil que los dirigentes se vinieran en bandadas al Frente Renovador. Con la reaparición de Cristina Kirchner recorriendo el conurbano y demostrando que si jugara rondaría hoy los 38 puntos de intención de votos, lo obliga al tigrense a alejarse del peronismo.
Durante estos meses Massa esperó que parte del peronismo peregrinara hasta su casa para poder él imponer las condiciones. No sucedió, más bien se le fueron algunos dirigentes importantes como Joaquín de la Torre. Ningún intendente del peronismo dio el salto hacia Tigre, incluso los llamados dialoguistas del Grupo Esmeralda aspiran a ser conducidos por Florencio Randazzo y cada día se alejan más de Cambiemos. “No somos la pata peronista del PRO”, dijeron.
Por estas horas Massa tomó una decisión arriesgada: romper todo acuerdo con algún sector del peronismo y cerrar con Margarita Stolbizer, una dirigente profundamente antiperonista, conocida en los años sesenta como una “radical gorila”.
El acuerdo Massa-Stolbizer lleva rápidamente a la memoria del acuerdo de Carlos Menem con María Julia Alsogaray, una liberal y antiperonista como su padre, el ingeniero Álvaro Alsogaray.
En las elecciones del año pasado, Stolbizer obtuvo sólo el 2,51% de los votos. Parecía que iba a solicitar su jubilación pero encontró una veta, con el apoyo del Partido Judicial y los grandes multimedios, se convirtió en una denunciadora serial contra la ex presidenta Cristina Kirchner; nunca contra Macri por los Panamá Papers, contra algunos de su gabinete beneficiados con las operatorias a dólar furuto o contra la vicepresidenta Michetti por su dinero sin declarar.
Stolbizer pertenece a ese sector del radicalismo profundamente antiperonista. Como Ricardo Balbín que rompió con Arturo Frondizi para no negociar con el peronismo; Miguel Ángel Zavala Ortiz, ministro de Relaciones Exteriores de Arturo Illia y partícipe de los bombardeos a Plaza de Mayo en 1955 y otros dirigentes actuales, como Ernesto Sanz o Gerardo Morales. Como anécdota, la diputada de Morón borró todos los tuits donde criticaba a Massa por su vinculación al peronismo.
Volviendo a la fórmula, la jugada es arriesgada y sale directamente a competir con el mismo electorado de Cambiemos, que hoy está desilusionado con la política económica de Macri pero se aleja del peronismo histórico, no sólo del kirchnerismo.
La fórmula ya está y preocupa más al oficialismo que al peronismo en la provincia de Buenos Aires. Massa-Stolbizer compite con Carrió-Jorge Macri, de allí que en una encuesta reciente aparecen empatados pero lejos del peronismo.
Massa por ahora no está convencido de integrar la fórmula -teme salir tercero y con ello terminar sus aspiraciones presidenciales para 2019- de allí que preferiría jugar a su mujer Malena junto a la dirigente del GEN.