Luego de seis meses del encuentro que mantuviera con el Papa Francisco en el Vaticano, la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini le escribió una carta al Sumo Pontífice en el que le cuenta que “el hambre crece” en el país y que la situación social “está mucho peor”.
En el escrito, se menciona que “la violencia institucional crece en los barrios pobres, sobre todo”, y sostiene que “el pueblo tiene miedo, la mentira es moneda corriente todo el día, todos los días, en todos los que gobiernan”.
“Queridísimo Francisco: Te escribo porque desde que nos vimos, el 27 de mayo pasado, las cosas están mucho peor. Perdóname por esta carta pero sé que tus palabras tienen una gran recepción en el pueblo: las necesitamos. Las Madres hacemos más de lo que podemos y los jóvenes también: reuniones y discusiones para ejercer mejor la solidaridad, entregando, como antes, lo mejor que tenemos, pero nunca alcanza porque el hambre no espera y la bronca crece”.
Bonafini señaló, además, que “muchos de los que están cerca del gobierno empiezan a echarle la culpa de todo a (el presidente electo de los Estados Unidos, Donald) Trump” y añadió: “Me da miedo pensar a qué violencia nos impulsan, a qué respuesta”.
“¿Te acordás lo que hablamos, de no permitir más merenderos y comedores para que nuestros niños coman con sus padres, para que no tengan que sentir vergüenza por un plato de sopa?. Ayudanos con tus palabras”, le pidió la titular de Madres de Plaza de Mayo y finalizó el texto: “Disculpá por pedirte tanto, pero no me queda otra, la política sola no alcanza. Un abrazo”.
El papa Francisco recibió el pasado 27 de mayo a Bonafini durante dos horas en la residencia Santa Marta, encuentro en el cual la dirigente le pidió perdón por las duras críticas que le había lanzado cuando fue electo en el cargo.
Carta de los curas en la Opción por los pobres. Los Curas en la Opción por los Pobres (COPP) emitieron su vigésima “Carta al Pueblo Dios” informando y comentando la realidad nacional e internacional, como forma de también de expresar sus puntos de vista sobre los principales tópicos del acontecer político y social. Como lo vienen haciendo en cada comunicación, los Curas vuelven a exigir la liberación de Milagro Sala y sus compañeros “que están detenidos injusta e ilegalmente y que es responsabilidad del gobierno nacional su inmediata liberación”. Entre otros temas, los sacerdotes católicos que trabajan en medios populares respaldan la posición adoptada por los organismos defensores de los derechos humanos frente al debate planteado por el número de desaparecidos durante la dictadura militar, critican la propuesta económica del gobierno de Mauricio Macri y la actitud de lo que llaman “una iglesia desorientada” frente a los problemas del país, mientras destacan los pronunciamientos del papa Francisco.
El propósito de la carta de los Curas es informar a sus comunidades pero también a la población en general sobre acontecimientos y situaciones que, por lo general, no alcanzan relevancia en los medios de comunicación masivos.
Respecto de la detención de Milagro Sala los sacerdotes católicos interpretan que un párrafo del papa Francisco en su reciente discurso a los movimientos populares de todo el mundo reunidos en el Vaticano estuvo especialmente pronunciado a raíz de la prisión de la dirigente jujeña. En ese caso, observan los Curas, Francisco sostuvo: “Sé s–lo quiero recordar, la quiero recordar– que algunos no están hoy acá porque se jugaron la vida (…) pero no hay mayor amor que dar la vida.”
Hay también una dura crítica hacia Mauricio Macri por su “cada vez más característico cinismo”, aludiendo a declaraciones del Presidente respecto de los llamados “papeles de Panamá” en las que afirmó que se trata de “cosas de mi vida privada”. “El robo, el contrabando, la evasión fiscal, el blanqueo de capitales parece que para el actual presidente también son cosas de la vida privada”, dicen los Curas. “Solo cuando afecta a otros funcionarios del anterior gobierno no lo son”, agregan.
Sumándose a la críticas de otros actores al Secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, por su postura respecto del debate en torno al número de los desaparecidos en dictadura, los sacerdotes deploran que el funcionario haya avalado “los dichos xenófobos y racistas del senador Miguel Angel Pichetto” contra inmigrantes de países vecinos y “una política xenófoba de demonización del ‘otro’ que es nuestro hermano latinoamericano”. En el mismo documento se denuncia que Guillermo Von Wernich, “sobrino del ex capellán de la Policía Bonaerense (sacerdote Christian Von Wernich) que fue condenado por su participación en crímenes de lesa humanidad” está hoy a cargo de la dirección de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos del Servicio Penitenciario Bonaerense.
Respecto de la reciente elección de Donald Trump para ocupar la presidencia de Estados Unidos, los Curas señalan que “las repercusiones de estas elecciones para América Latina son tema de debate y de expectativa”. Agregan, sin embargo, que “sabemos que nada bueno nos espera de cualquier candidato, por lo que –ganare quien ganare– nuestras esperanzas no están puestas en un presidente de los EE.UU. Lo que no significa –agregan– que tal o cual medida de uno y otro puedan beneficiarnos o al menos no perjudicarnos. De todos modos, sabemos que ‘de nosotros depende’, aunque mirando nuestro presente latinoamericano quizás no debamos tener demasiadas esperanzas”, subrayan.
Advirtiendo que “a través del Ministerio de Seguridad se obliga a las operadores de telefonía a realizar un Registro de Identidad de Usuarios con lo que el Gobierno tendrá información de todos los teléfonos celulares” los Curas manifiestan que “la política de escuchas de este gobierno no nos garantiza ningún ámbito de privacidad” mientras “Amnistía Internacional ve con asombro cómo Argentina avanza hacia el espionaje de las redes sociales”.
Respecto de la actitud que la Iglesia debe tener frente a los problemas sociales, los sacerdotes recuerdan una frase del obispo brasileño Helder Camara, ya fallecido y cuya causa de beatificación se inició en 2015: “Cuando yo decía que ‘hay que ayudar a los pobres’ me decían ‘padre, usted es un santo’; cuando empecé a preguntar ‘¿por qué hay pobres?’ me dijeron ‘padre, usted es comunista’”. En vista de eso afirman que “como Iglesia debemos aprender, ante las más graves situaciones, saber ir a las causas”, porque “hay un sistema perverso que crucifica y debe ser denunciado”, dado que la Iglesia no puede ocuparse solamente de las consecuencias. Rechazan los Curas, “una Iglesia ‘calmante’ (…) que se muestra junto a los causantes de pobres sin cuestionarse nada, la que no tiene problema en estar con los poderosos,con la dictadura, o con quien fuere y se siente caritativa porque ayuda”. Según los firmantes de la carta “esa Iglesia que sirve para ‘lavar la cara’ de los responsables de las cruces nos parece –aunque con frecuencia ingenuamente– cómplice silenciosa de los poderosos”.
También sobre la Iglesia los Curas alertan sobre llamados a la “reconciliación” hechos por el cardenal Mario Poli y el arzobispo José Arancedo, recordando que “solo con justicia será posible toda reconciliación que, por otro lado corresponde a las víctimas –y no a los victimarios– ofrecer si lo consideran oportuno”.
Junto a esto hay un elogio a las manifestaciones públicas del Papa ante los movimientos populares reunidos en Roma, ocasión en la que Francisco criticó al sistema financiero internacional, las desigualdades y alentó la participación en política de las organizaciones sociales.
Pasando a otro tema la carta afirma que “la imagen presidencial en caída, hace que se acelere la nefasta reforma política que invita seriamente a sospecha del fraude electrónico, como tantos expertos lo han señalado”. Y se señala, entre otras cuestiones, que “curiosamente el Poder Legislativo propone que los debates presidenciales sean obligatorios por ley, mientras se cumplió un año del debate presidencial que motivó que fuera reconocido como ‘el Día de la mentira’. Ni un solo de los anuncios o desmentidas fue veraz. Pero la mentira es algo a lo que el gobierno nos acostumbra como el pan nuestro de cada día”, subrayan los Curas.