La Cámpora debería aprender de Néstor Kirchner

Por Alfredo Silletta. “Están equivocados -se refiere al documento crítico de La Cámpora- la unidad se construye sobre la diversidad y nosotros los intendentes somos un ejemplo”, dice un jefe comunal del conurbano que le pidió a Info135 reservar su nombre.  Luego argumentó: “Entre Verónica Magario y Martín Insaurralde hay diferencias, lo mismo entre Jorge Ferraresi y Gabriel Katopodis pero todos estamos trabajando en construir unidad pensando en el 2017”.

La Cámpora publicó un documento llamado “En la Plaza de Mayo” donde dice que votará por el proyecto, pero cuestiona a las organizaciones sociales y a la CGT por la ley de Emergencia Social.  Con un tono de “vanguardia iluminada” más que de peronismo, La Cámpora cuestiona la protesta porque apunta “a obtener medidas paliativas, pero no ataca las causas de fondo que empeoraron la situación de los trabajadores, que radica en el modelo económico del gobierno de Mauricio Macri”.

Finaliza el documento: “El lugar natural del pueblo para defender el trabajo, el salario y los derechos adquiridos fue, es y será la Plaza de Mayo. Y el pueblo lo sabe”. Frase poco feliz, ya que los trabajadores se expresan donde se tengan que expresar como fue el Rosariazo, el Cordobazo o los cortes del puente Pueyrredón.

En momentos que el peronismo intenta trabajar la unidad, La Cámpora sale a cuestionar a las organizaciones sociales y a la CGT. Grave error que no ayuda a la unidad.

Deberían aprender de la historia de los setenta, incluso del mismo Néstor Kirchner, quien luego de ganar en el 2005 las elecciones al duhaldismo en la provincia de Buenos Aires se enfrentó al escritor Juan Pablo  Feinmann que le pedía que rompiera con el peronismo y no pactara.

En aquellos días Feinmann había criticado livianamente las políticas de unidad del presidente en un reportaje publicado en la revista Veintitres y éste decidió enviarle una carta.  La misma fue reproducida en el libro El Flaco.

Kirchner le decía lo siguiente: “En tus opiniones menospreciás la victoria del pueblo de la provincia de Buenos Aires sobre el aparato duhaldista y confundís el voto popular con movimientos de aparatos. Cuando te quejás de la CGT no podés reconocer que, nos guste o no, son ellos los que hoy representan a los trabajadores. También caés en el reduccionismo político de equiparar a la CGT con Barrionuevo. Sería como equiparar a los empresarios con Martínez de Hoz.” Y agrega hacia el final: “Por eso creo que vos y yo no pensamos tan diferente, sino que tenés miedo. Miedo de que te confundan, porque creés que la individualidad te va a preservar. Pero no te olvides que pertenecemos a una generación que siempre creyó en las construcciones colectivas. La individualidad te pondrá en el firmamento, pero sólo la construcción colectiva nos reivindicará frente a la historia”.

Los integrantes de La Cámpora deberán aprender que en la historia de los movimientos nacionales hay de todo, lo bueno y lo menos bueno. Cuando se buscan pepitas de oro en los ríos de montaña se las encuentra con el barro. No hay procesos revolucionarios puros, en todos hay impurezas, pero la historia la construyen los pueblos no las vanguardias iluminadas.