Por Alfredo Silletta. El peronismo bonaerense tuvo una semana difícil con la aprobación del Presupuesto y el endeudamiento en la Legislatura provincial, y aunque pareció que se rompía, cuando un sector de La Cámpora no bajo al reciento, mantuvo la unidad que se reflejará en el próximo Congreso del PJ del 29 de diciembre en La Matanza.
Hubo ganadores y perdedores en la búsqueda de la unidad que nació hace meses en el encuentro de los intendentes en Lobos. Allí se había pedido mantener la unidad y que los bloques de la legislatura se unieran. No sucedió, pero tampoco se rompió.
En la negociación con María Eugenia Vidal se lograron dos hechos importantes: un fondo de 8.500 millones para obras en los municipios y bajar el endeudamiento de 93 mil millones a 52 mil millones. No hubo acuerdo en el hombre elegido para la Defensoría del Pueblo. Los intendentes habían acordado hace meses que fuera el ex diputado provincial Guido Lorenzino pero a último momento La Cámpora pidió que fuera Fernanda Raverta. El argumento es que son 17 diputados y 8 senadores. Tanto Eduardo “Wado” de Pedro como Andrés Larroque chocaron con la postura de los intendentes. Cuando las negociaciones estaban estancadas, apareció el presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza, y luego de una charla con Martín Insaurralde inclinó la balanza para que el elegido sea Lorenzino y se le ofreció el primer adjunto para La Cámpora. Fue un error de La Cámpora que debería haber comenzado la negociación tiempo atrás y no 24 horas antes.
El segundo perdedor de estas negociaciones fue Florencio Randazzo. El ex ministro del Interior decidió empezar a jugar y se reunió con intendentes, con el Movimiento Evita y con La Cámpora. Su propuesta fue presionar a Vidal para obtener la vicepresidenta de la Cámara de Diputados, lo que implicaba que Vidal rompiera el acuerdo con Sergio Massa. Algo que no sucedió. En un principio se creyó que la propuesta de Randazzo era simplemente una forma de presión hacia el oficialismo, pero el ex ministro se obsesionó con que el diputado Marcelo Feliú ocupara ese cargo. A los pocos días, los jefes comunales percibieron que los intereses de Randazzo iban por un camino y los de ellos por otros. Un jefe comunal comentó a Info135 que “quizás estaba más interesado en la “caja” de la Cámara para hacer política o sólo le faltó timing después de un año recluido en su casa”.
Randazzo molesto se abrió de las negociaciones y se llamó nuevamente a silencio. En las últimas horas se supo por el diario La Nación que Randazzo tuvo un encuentro con Jaime Duran Barba, el asesor de Cambiemos. Raro encuentro.
La maduración del peronismo bonaerense, que aprendió de las internas del año pasado entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez, no profundizó los errores de Randazzo ni de La Cámpora y se esforzó en mantener la unidad hacia el Congreso del PJ bonaerense del próximo 29 de diciembre en La Matanza.
Espinoza ya trabaja para que todo salga bien en el encuentro de La Matanza e incluso habló con Máximo Kirchner luego de que se cayera la candidatura de Raverta y el líder de La Cámpora confirmó que “el 29 estamos en La Matanza”. También acercó posiciones con Martín Insaurralde, con quien están enfrentados desde hace larga data. El mismo intendente de Lomas de Zamora viene dialogando con Máximo. Se espera en el encuentro a intendentes, legisladores, La Campora, el Movimiento Evita, Daniel Scioli y Florencio Randazzo. “La unidad es fundamental para ganar las próximas elecciones y necesitamos de todos”, dijo un jefe comunal a este portal.
Más allá de los vaivenes de la política interna, hoy casi todos intendentes bonaerenses reconocen que Cristina Kirchner es la única dirigente que puede ordenar para abajo el peronismo. Lo reconocen y lo leen en todas las encuestas. Hoy Randazzo que era la esperanza de algunos intendentes renovadores no mide y todos asumen que la ex mandataria supera los 40 puntos en el conurbano y empieza a crecer en el interior de la provincia.
La duda sobre si Cristina jugará en las elecciones legislativas de a poco se fue aclarando. En un encuentro de San Pablo, Brasil, en una cena distendida de la ex presidenta donde estaban los jefes comunales Verónica Magario (La Matanza), Ariel Sujarchuk (Escobar) y Paco Durañona (San Antonio de Areco) más un grupo de legisladores, todos se fueron con la sensación que la ex mandataria va a jugar para frenar el avance de las políticas neoliberales de Mauricio Macri.
Muchos legisladores e intendentes creyeron que Cristina iba a intervenir en las negociaciones de la Legislatura, pero se equivocaron. Ella asumió el rol de líder y, como decía Juan Domingo Perón, el conductor “debe ejercer sobre todas las fuerzas su acción persuasiva, es decir que el que conduce debe ser una suerte de Padre Eterno que bendice urbi et orbe. La ex mandataria trabaja por la unidad de un gran Frente Nacional para ganar en las próximas elecciones de la provincia de Buenos Aires.
El macrismo sabe que está muy mal en las encuestas y está empezando a adelantar la segunda etapa del ajuste como se deduce de la renuncia de Isela Constantini de Aerolíneas Argentinas. A las políticas de ajuste continuará junto al partido Judicial y los medios hegemónicos en el desprestigió de la ex presidenta, que a un año no han logrado mermar su apoyo de los trabajadores y los más humildes. En las últimas horas, el gobierno nacional decidió ubicar en una medida cuasi mafiosa a un juez de Cambiemos en el Juzgado Federal 1 de La Plata, encargado de la cuestión electoral, con la posibilidad de proscribir a la ex presidenta.
Termina el año con un peronismo trabajando la unidad, algo que no se esperaba el establishment de las corporaciones.