Hoy, en horas del mediodía, la gobernadora María Eugenia Vidal y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, volverán a verse las caras en la sede del Banco Provincia. Ambos estarán acompañados por sus equipos y comenzarán a analizar como revertir el triunfo del peronismo y especialmente de Cristina Kirchner que, hoy por hoy, es la dirigente que mejor mide en la provincia de Buenos Aires.
Tanto Vidal como Monzó no se soportan, pero la orden del presidente Mauricio Macri fue terminante: “Se dejan de joder y trabajan en equipo”. Los dirigentes de Cambiemos ya habían tenido una reunión el pasado 24 de enero, luego que el presidente se reuniera horas antes, tanto con ella como con él, y los obligara a que bajen los egos. Aquel encuentro había sido en el Hotel Four Seasons, de Retiro.
El presidente viene con reuniones semanales junto a su mesa chica, conformada por Marcos Peña, Mario Quintana y Jaime Duran Barba, para encontrar la estrategia que le permita mejorar en las encuestas, especialmente está irritado con la posibilidad que la ex presidenta gane las elecciones y complique a Cambiemos en el 2019.
Por su parte, Vidal tiene decidido aliarse con quien sea para impedir la candidatura de Elisa Carrió, pero esa decisión la resolverá el presidente a medidos de marzo. Si los números siguen mal, la dirigente de la Coalición Cívica puede ser candidata a senadora y quizás acompañada por Monzó. Una verdadera pesadilla para Vidal.
La gobernadora quiere armar una lista de figuras jóvenes como Facundo Manes, Gladys González, Alex Campbell o Jorge Macri. El problema es que ninguno mide ni tiene conocimiento en la población. En las últimas horas volvió a declarar que “el mejor candidato es la gestión” y le tiro un palito al presidente: “yo no creo en el esquema en el que alguien bendice a un candidato”.
En cambio, Monzó considera que hay que sumar una pata peronista seria -no Eduardo Duhalde, Aldo Rico o Jesús Cariglino- sino buscar a Florencio Randazzo, Julián Domínguez o algún intendente del Grupo Esmeralda. Estos dirigentes producen urticaria a Vidal y especialmente a Marcos Peña que prefieren mantener el purismo del PRO. También está en los planes de Monzó atraer a Margarita Stolbizer, hoy cercana a Sergio Massa, que más allá de algunas operaciones del tigrense, en los medios está muy mal en las encuestas.
Un posible triunfo del peronismo en territorio bonaerense tiene nervioso a Cambiemos y sus principales referentes. La estrategia por ahora no está.