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20 septiembre, 2024
PROVINCIA

Si Macri-Vidal ganan en octubre dividirán la provincia de Buenos Aires en tres partes

El presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal ya decidieron que si ganan las elecciones en la provincia de Buenos Aires dividirán el territorio en tres partes y al municipio de La Matanza en cuatro, como lo propuso la gobernadora para quitarle poder a su principal enemiga: Verónica Magario.

En un muy interesante trabajo publicado hoy por Horacio Verbisky en Pagina 12 afirma que desde hace un tiempo ya trabajan para dividir la provincia de Buenos Aries y de esa manera “sacarle poder al peronismo”, algo que sueñan desde siempre la derecha en este país. El argumento central será que ni la Constitución ni el sistema organizativo fueron pensados para una provincia de 16 millones de habitantes y un municipio de dos millones, sostiene. Pero detrás de esta racionalización subyacen propósitos económicos y electorales y vuelve a asomar el fantasma de la dolarización.

Dice Verbisky: Abocada de lleno a la campaña electoral, la Alianza Cambiemos no pierde de vista objetivos de largo plazo, para los que una victoria en octubre es requisito ineludible. Los planes que estudia el gobierno incluyen la tupamacarización de la provincia de Buenos Aires y del municipio de La Matanza, los más poblados del país. Los argumentos con que se defenderá la idea frente a las objeciones de la oposición peronista son los de la difícil gobernabilidad de esos mega agrupamientos humanos y una reflexión histórica sobre un sistema político y una Constitución Nacional que no fueron pensados para una provincia de 16 millones de habitantes y un municipio de casi dos millones, que en realidad corresponden a la escala de un país y de una provincia, respectivamente.

La regionalización no es una idea nueva. No ha habido gobierno que no haya impulsado alguna forma de reordenamiento según distintos parámetros, a partir de la descripción de la Argentina como un enano con cabeza de gigante que frecuentó las polémicas de Sarmiento y Alberdi. La Constitución de 1994 estableció como facultad de las provincias la creación de regiones para el desarrollo económico y social y la celebración de convenios internacionales “en tanto no sean incompatibles con la política exterior de la Nación”. También es un mandato de la UNASUR.  Pero esas regiones no implican la partición de las actuales provincias, una idea que sí se discutió en los finales de la convertibilidad, bajo las sucesivas presidencias de Carlos Menem y Fernando De la Rúa. Esa discusión se dio al mismo tiempo que la dura batalla por la conducción de la salida de la convertibilidad, entre quienes postulaban la megadevaluación que terminó imponiéndose en 2002 y aquellos que defendían la completa dolarización de la economía. Esas discusiones vuelven a animarse ahora, y no por casualidad. Esto ocurre cuando las alucinantes cifras del endeudamiento externo contraído en apenas un año y medio del gobierno de Maurizio Macrì dibujan en el horizonte un ominoso signo de interrogación sobre la sustentabilidad del esquema de financiar gastos corrientes con la emisión de deuda interna y externa.

El periodista recuerda que durante la campaña electoral de 2015, el precandidato presidencial de la UCR, Ernesto Sanz planteó la división en tres de la provincia de Buenos Aires, inspirado en trabajos académicos de su compañero de fórmula, Lucas Llach, y del politólogo filoradical de la Universidad de Lisboa Andrés Malamud. Más allá de las razones de gobernabilidad (o en realidad explicitando qué es ese comodín terminológico) ninguno de ellos oculta su preocupación por la hegemonía política del peronismo, al que Malamud caracteriza como el elefante en el bazar de la política argentina. Esto sigue siendo así a pesar de los resultados electorales de 2015 que pusieron a Maurizio Macrì y El Hada Buena al frente del Poder Ejecutivo y de la provincia de Buenos Aires. Especialista en revelar el secreto vergonzoso que toda la familia guarda, Sanz dijo que el estado bonaerense era inviable, la misma expresión que en la década de 1990 utilizó el inolvidable Domingo Felipe Cavallo. Conviene  no olvidar que Llach es el vicepresidente del Banco Central, cuya política monetaria de endeudamiento exponencial es uno de los instrumentos que restan viabilidad no sólo a algunas provincias sino a la propia Nación Argentina. La propuesta de Llach no es nueva. La formuló en su blog “La ciencia maldita” en 2005, un año después del artículo de Malamud “Federalismo distorsionado y desequilibrios políticos: el caso de la provincia de Buenos Aires”. Ambos proponen la división de la provincia de Buenos Aires en tres. Llach tituló su propuesta “Acabemos con el engendro” y presentó un mapa con la hipotética división en tres provincias nominadas Atlántica (que tendría 6,5 millones de habitantes), Cien Chivilcoy (5,6 millones) y Tierra del Indio (con 1,7 millones). Doce años después la población total ya no es de 14 sino de 16 millones, pero las proporciones son indicativas. Las ventajas que enumeró el diletante: “Eliminamos el engendro que pone palos en la rueda desde Mitre a Duhalde pasando por Tejedor, Rocha, Ugarte, Fresco, Cafiero, etc. No tenemos un monstruo que puede sitiar a la Capital y voltear el gobierno del país con sus 70 diputados. Atlántica manda 33 diputados, Cien Chivilcoy 28 y Tierra del Indio un muy respetable 9. Sí, sigue habiendo dos provincias importantes pero cada una duplica a Córdoba, no es cinco veces más. Capital (que se llamará simplemente “Buenos Aires”) manda 25 diputados. Eliminamos para siempre la frase ‘la primera provincia argentina’. Eliminamos el Banco de la Provincia que desde 1822 viene rompiendo las pelotas”. Sobre todo, mejoraría la representación legislativa del interior de la actual provincia, en desmedro del conurbano.

El ex gobernador Scioli propuso subdividir la provincia, pero sin desmembrarla, en una docena de regiones que no llegaran al millón y medio de habitantes, pero no tuvo apoyo legislativo. En cambio el proyecto de la gobernadora Vidal para La Matanza es su división en cuatro municipios, que se llamarían La Matanza, Gregorio de Laferrere, Los Tapiales y Juan Manuel de Rosas y requerirían de subsidios cruzados para que no se repita el abandono de los sectores más pobres que siguió a la fragmentación de Morón y General Sarmiento.

Hace apenas dos meses y en un lugar tan dado a la especulación teórica como La Noche de ML, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó,  planteó la división de la Provincia de Buenos Aires como tema prioritario de una imprescindible “reforma estructural”. Y volvió a calificar de inviable su administración. Tan o más importante que esta definición es que Monzó haya confesado que coincide en un 80 por ciento de este planteo con “otros dirigentes peronistas” como Sergio Massa o Diego Bossio. Esto es imprescindible, porque no podría hacerse sin una enmienda constitucional. Sin esa reestructuración, agregó Monzó, ni El Hada Buena ni quien la suceda van a poder manejar la provincia, cuyo “conurbano es un tema explosivo”. Malamud también afirmó en un reportaje concedido a La izquierda diario que si los candidatos de Cambiemos pierden la elección bonaerense de octubre es improbable que Macrì pueda concluir su mandato. Cuando se desciende de la torre de marfil al territorio la regionalización de Buenos Aires intentaría neutralizar el bastión peronista del conurbano mediante su eventual fusión con la Ciudad Autónoma, aunque los aprendices de brujo deberían meditar el riesgo de producir el resultado opuesto. Que Cambiemos se haya impuesto en Mataderos y Lugano, donde hizo sus deberes el ahora ministro bonaerense Cristian Ritondo, no quiere decir que se haya vuelto insensible a la atracción del peronismo. Nadie sabe mejor que El Hada Buena que no fueron sus virtudes sino el desgaste de un esquema insatisfactorio y la elección de los candidatos rivales la razón de su acceso a la gobernación. Pero no es seguro que esto se repita dentro de dos años cuando intente revalidar su mandato.

Por ultimo, el periodista de Pagina 12 recuerda que “estas especulaciones sólo tendrían sentido si la Alianza Cambiemos tuviera un buen desempeño electoral. Sus estrategas se muestran confiados sobre el resultado nacional, aunque no es fácil sumar en una sola columna guarismos de fórmulas que concurrirán con denominaciones y alianzas distintas.

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