“El desafío que tenemos por delante es hacerle ver al Gobierno que no puede querer administrar la realidad a través de los medios de comunicación, sino que tiene que lograr que los argentinos vivan cada vez mejor”. A tres semanas de las PASO, y con estas palabras que se transforman en un grito de guerra, Máximo Kirchner decidió participar activamente en la campaña bonaerense.
Con una serie de consignas que tienen como blanco a la gestión de Cambiemos, durante la última semana el hijo de Cristina empezó a caminar los distritos del conurbano, como Florencio Varela y Quilmes, donde encabezó multitudinarios actos en apoyo a los candidatos locales de Unidad Ciudadana.
“Hay una tentación de querer igualar a todos, de decir que todos los políticos son iguales, pero no todos los dirigentes son iguales: con algunos el pueblo come y con otros no come”, lanzó Máximo en sus discursos.
Cerca del diputado por Santa Cruz, destacan que la recorrida por los municipios del Gran Buenos Aires es una cuestión estratégica. Por eso mismo, en la agenda para esta semana aparecen los distritos de San Martín y Hurlingham.
Y no es casual que así sea, porque se trata de dos municipios gestionados por intendentes que apoyan la candidatura de Florencio Randazzo: Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta.
Con este activo rol de Máximo metiéndose de lleno en la campaña, está claro que el kirchnerismo buscará no sólo alcanzar un buen resultado de la lista que encabeza Cristina en aquellos distritos gobernados por jefes comunales que respaldan a su ex ministro, sino apuntar a los municipios que, por muy escaso margen de votos, Cambiemos triunfó en las elecciones de 2015, como Quilmes o Lanús.
“Argentina está sintiendo el rigor del regreso del neoliberalismo que afecta a los más humildes”, es una de las frases que Máximo levanta como bandera. Y para que no queden dudas, el hijo de Cristina sentencia: “Piensan que alcanza con la TV para tener domesticado a su pueblo. No se pueden decidir los destinos de Argentina en veinte manzanas de la Capital Federal”.