Un relevamiento llevado a cabo por el Observatorio de Adicciones y Consumo Problemático de la Defensoría del Pueblo bonaerense reveló que un 70% de los adolescentes a partir de los 12 años consume alcohol con distinta frecuencia.
El estudio, realizado en La Plata en base a una muestra de 500 casos, arrojó información cualitativa sobre la práctica conocida como “previa”, y reveló que el 40% de los adolescentes consume alcohol los fines de semana, y que cuando lo hace mezcla diferentes bebidas.
“Tenemos una situación preocupante marcada por la ingesta previa a las salidas nocturnas que se realiza en los propios hogares o en hogares de amigos, lo que debe de maximizar nuestro rol de padres e involucrarnos”, expresó el Defensor del Pueblo Adjunto a cargo del área, Walter Martello.
En esa línea, precisó que “la asociación entre alcohol y diversión es una propuesta a desmitificar, algo que vamos a trabajar en talleres en escuelas y organizaciones con un abordaje diferente desde el área de niñez y juventud”.
El informe también detalló que un 37% de los jóvenes consultados expresó que al menos una vez al mes consume cinco o más bebidas alcohólicas en un solo día, mientras que un 13% confirmó hacerlo todos los fines de semana.
Estas cifras indican que no miden la ingesta y la mezcla de bebidas, ya que el 22% manifiesta no haber podido parar de beber, y mismo porcentaje manifiesta no recordar lo sucedido la noche anterior.
En tanto, un 70% expresó que beber alcohol lo relaciona con celebraciones y festejos, de los cuales un 32% lo hace porque “es divertido”, mientras que un 25% por “la sensación que genera”.
Por otro lado, cuando se consultó sobre las bebidas que prefieren, ubicaron en primer lugar el fernet y el Campari, luego la cerveza y, en tercer lugar, al vodka, el ron y el tequila, lo que responde en gran medida a los estereotipos de las publicidades de bebidas alcohólicas.
Un dato que se encuentra en consonancia con últimos estudios sitúa la edad de inicio de consumo de alcohol entre los 12 y 14 años, según lo respondieron un 69% de los encuestados.
Cuando se consultó si alguna otra persona había resultado herida porque el entrevistado había bebido, casi el 9% respondió que sí al menos una vez en el último año. Esto denota que no sólo se produce un deterioro a nivel cognitivo y físico producto del consumo sostenido, sino también un daño en los vínculos y relaciones sociales.