Por Alfredo Silletta. Más allá del bochorno y la manipulación que el gobierno y los medios hegemónicos intentaron mostrar sobre la “aplanadora” de Cambiemos en todo el país, más allá de los globos y las risas forzadas, el oficialismo tuvo algunos buenos resultados y otros no tanto. Ganó en Córdoba, Mendoza, Capital, Entre Ríos y La Pampa y salió segundo en Santa Fe y provincia de Buenos Aires. El gobierno y los medios además se dieron el gusto de no poner en la tapa que Cristina ganó en Buenos Aires y el peronismo en Santa Fe.
La primera reflexión es reconocer que la derecha es una cosa seria en Argentina y en el resto de América Latina. Seguir creyendo que están de casualidad en ese lugar es un error. No hay que olvidarse que, en el mayor auge de Juan Domingo Perón en 1973, el radicalismo y Manrique sumaron más del 30% de los votos. Hoy la derecha maneja el gobierno nacional, la provincia de Buenos Aires, la Capital, la Justicia, el poder económico, la banca, los servicios de inteligencia y las fuerzas represivas, además de los medios hegemónicos en su casi totalidad.
Cristina, en sólo dos meses hizo una gran elección logrando el 35% de los votos sin los votos de Florencio Randazzo, el Movimiento Evita o la CGT más una campaña mediática y judicial brutal que ya lleva más de un año y medio en su contra. Cuando finalice el escrutinio la ex mandataria habrá ganado por uno o dos puntos. Le alcanzará para octubre, todavía no lo sabemos, pero de algo hay que estar seguro, el 34% de Cambiemos es un techo, no un piso, porque en los últimos 10 días, el gobierno y Vidal se pusieron la campaña encima y le “robaron” 6 puntos a 1País. Todas las encuestas reconocían Cambiemos estaba en 28 puntos y Massa en 21. Hoy el resultado es 34 y 15.
Unidad Ciudadana también creía que estaría en 38 puntos, pero finalmente serán 35. La ex mandataria deberá trabajar acertadamente en recuperar los votos que fueron a Florencio Randazzo, quien si dejara su soberbia habitual podría bajarse de su candidatura a senador y bancar sus candidatos a diputados nacionales, provinciales y locales. El ex ministro del Interior sabe que una derrota en octubre lo jubila para siempre de la política, pero un gesto suyo podría permitirle continuar en el peronismo. Ya una vez se le adjudicó la derrota de 2015 por no ser candidato a gobernador, otra mala jugada no le permitirá ningún retorno.
También Unidad Ciudadana deberá trabajar sobre algunos votos peronistas del massismo que están indignados con las políticas de ajuste del gobierno nacional. Y Massa, si no se quiere dedicar a llevar sus hijos a la escuela deberá entender que el enemigo es Cambiemos no Cristina. El acuerdo con Margarita Stolbizer fue un verdadero fracaso. En esta elección se demostró que estar pegado a Cambiemos, aprobarle las leyes y ser socios con Vidal en la provincia sólo sirvió para que la gobernadora se comiera sus propios votos.
Cristina ganó muy bien la tercera sección electoral y empató la primera con Cambiemos, pero fracasó en el interior de la provincia que se sigue vistiendo de amarillo. No se puede seguir perdiendo en Mar del Plata, La Plata y Bahía Blanca. Habrá que ir al interior con una propuesta diferente a la que se llevó al Gran Buenos Aires. En el 2011, luego del fracaso del 2009, se logró recuperar el interior de la provincia, es una de las tareas pendientes para estos dos meses.
La oposición hoy está fragmentada pero suma todavía el 65 por ciento de los votos. De cada tres bonaerenses, dos le dijeron no al ajuste. Y la gran diferencia del conurbano hacia Cristina es que la están pasando mal por las políticas de Cambiemos. Será tarea recuperar algunos votos del interior, especialmente de las grandes ciudades como La Plata y Mar del Plata.
Los pueblos tienen una sola herramienta que son los votos. A veces, como decía Carlos Marx en El 18 Brumario que las revoluciones son como un topo. El topo de la Historia, que a veces desaparece, porque el topo va por debajo de la tierra. Pero nunca aparece para atrás, siempre va para adelante. Entonces hay que tener esperanzas de que el topo volverá y llegará el fin de este gobierno brutal de ajuste, hambre y miseria.