De aquí al 22 de octubre, día de las elecciones legislativas, el gobierno bonaerense gastará $ 4.275 millones, lo que equivale a decir $ 75 millones por día. O, si se prefiere, $ 3.125.000 por hora. Es decir, más de $ 52.000 cada 60 segundos. Y, como no podría ser de otra manera, la mayor parte de esos fondos se volcarán en el conurbano, sobre todo en aquellos distritos en los que Cristina Kirchner mejores resultados obtuvo en las PASO.
No deja de llamar la atención que ese dinero saldrá de las arcas bonaerenses, teniendo en cuenta que prácticamente hasta ayer nomás, la gobernadora María Eugenia Vidal recurría a decir, como uno de sus caballitos de batalla favoritos, que “la provincia está fundida”.
Sin embargo, casi como por arte de magia, y casualmente (o en realidad, no tanto) a raíz de los comicios que se vienen, esos fondos ya están disponibles, y la orden que baja es que hay que mostrar de manera urgente trabajos en rutas, obras hidráulicas, asfalto, cloacas y viviendas.
Quienes están cerca de Vidal, dicen que su obsesión pasa por imprimir velocidad a todos los emprendimientos que tengan como destinatarias localidades de la Primera y Tercera sección electoral, es decir, donde Unidad Ciudadana, con Cristina a la cabeza, se hace más fuerte.
Justamente, la estrategia diseñada en la gobernación, apunta a la necesidad de que la ciudadanía pueda ver y percibir cuanto antes esas obras. Y para eso, la mandataria bonaerense se mostrará una y otra vez en los distintos emprendimientos, mientras ya están en carpeta varios spots de gestión que serán lanzados en el tramo final de la campaña.
Por un lado, en 24 partidos del conurbano ya se adjudicaron $ 2 mil millones para lo que en la Gobernación llaman “shock de asfalto”, y que a través de una rápida licitación permitirá una mejor conectividad en esos distritos.
Por otra parte, desde el ministerio de Infraestructura se apuesta a las rutas que construye Vialidad provincial y a las obras hidráulicas, destinadas a paliar los efectos de las inundaciones.
A eso se le suman mejoras en las guardias de los hospitales, y la construcción de una veintena de comisarías en puntos neurálgicos del Gran Buenos Aires.
Y en cuanto al consumo, un ítem fundamental a la hora de obtener votos, Vidal instruyó al Banco Provincia en la necesidad de poner el acento en tres cuestiones que considera vitales: sumar préstamos blandos para la compra de autos y motos; retomar el descuento del 50 % en supermercados (con una devolución de hasta $ 1.500), a cumplirse en dos miércoles de septiembre y otros tantos en octubre, antes de las elecciones, y los créditos “hipotecario social”, con una tasa de 6,20 %, para clase media baja y baja.
Ante la posibilidad de que no resulte suficiente ese plan, desde el gobierno nacional se está volcando en la provincia, y por supuesto sobre todo en el conurbano, alrededor de $ 23.000 millones en concepto de préstamos y subsidios para financiar el consumo o la adquisición de vivienda.
En definitiva, el objetivo por parte del oficialismo es muy claro, ya que a través de fondos del presupuesto y con parte de la liquidez que maneja la ANSeS a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, el Gobierno busca llegar a sectores de ingresos bajos y medios-bajos, con la idea puesta en garantizar un caudal de votos que le permita triunfar en octubre.