Era de imaginarse: en el mismo momento en que Cristina Kirchner preste juramento y asuma en diciembre su banca en el Senado, se iniciará formalmente una pulseada en el seno del bloque del PJ. O, dicho en otras palabras, dará comienzo un duro enfrentamiento entre la ex presidenta y el jefe de esa bancada, el rionegrino Miguel Ángel Pichetto.
Está latente una especie de cierre de asignatura pendiente entre ellos. Y no son pocos los que aventuran que, en consecuencia, resultará prácticamente inevitable una fractura en el bloque.
Por el lado de Pichetto, ya se sabe que su objetivo es desplazar a CFK, a quien llegó a calificar como una “mariscal de la derrota” por la crisis por la que atraviesa el justicialismo, a partir de lo que fue su decisión de presentarse en las PASO como candidata de un nuevo frente bajo el nombre de Unidad Ciudadana.
Pero, claro, en la mesa chica que acompaña a Cristina, aseguran que no se quedarán de brazos cruzados. Descontando el triunfo en la provincia, el objetivo apunta a que la ex presidenta no sólo tiene previsto incorporarse a la bancada, sino que envalentonada por el peso que significaría su victoria en el principal distrito electoral del país, buscará que aquellos que no la reconozcan como la auténtica líder de la oposición, abandonen la bancada.
El senador Marcelo Fuentes (FPV-Neuquén), anticipa que “Cristina va a venir al bloque a dar la discusión política”, por lo que “ordenará a la oposición política expresada en este momento por el Movimiento Nacional Justicialista”, convirtiéndose en “la vocera de aquellos sectores que hoy están siendo excluidos de esta política de ajuste que es cada vez más cruenta”.
Y para que no queden dudas, enfatizó que “va a ser un ordenador político. Hacia afuera y hacia adentro. Hacia afuera, conduce a la oposición, y hacia adentro, reordena el peronismo en una nueva etapa”, por lo que “quien se sienta incómodo con ella y con esa pretensión de expresar esa defensa de los intereses populares, tendrá que marcharse del bloque”.
Por el lado del PJ, no sólo esperan una derrota de CFK en octubre, sino que las fichas están puestas en seguir manteniendo una postura de negociación con el gobierno, a cambio de apoyo financiero para sus provincias, lo que se aleja de la postura del kirchnerismo como oposición real a la gestión macrista.
Por eso mismo, Pichetto a lo largo de este último año y medio ha venido manteniendo reuniones con los gobernadores justicialistas, orientado a profundizar “un diseño institucional y de reconstrucción del peronismo” que, claro, no contempla a Cristina Kirchner en el corto plazo.
En definitiva, lo que sintetiza los tiempos que se vienen, está en las palabras que salen desde el kirchnerismo, donde se anuncia que “la idea será hacerle la vida imposible a Pichetto, ya que no dejaremos el bloque”, mientras que desde el atomizado PJ advierten que “si realmente quieren permanecer con nosotros, entonces van a tener que respetar las reglas de juego de los gobernadores”.