Desde diciembre de 2015, la caída en la demanda de gas y electricidad no deja de caer. Está claro que la drástica reducción del consumo energético impacta en lo cotidiano, perjudicando el nivel de vida de la población. Por ese motivo, no pocos analistas políticos encuentran una cuestión de sentido común a la hora de explicar el por qué del triunfo de Unidad Ciudadana en las PASO bonaerenses.
Es que precisamente, desde la asunción del gobierno de Cambiemos, la provincia de Buenos Aires fue una de las más perjudicadas en lo que se refiere a la retracción del consumo en servicios tan esenciales como el gas y la energía eléctrica, aspecto no menor que pudo haber influido en la decisión de numerosos votantes.
Claro, eso se tradujo en una inevitable caída en la calidad de vida, y de ahí que esos analistas recuerdan cuando el macrismo y sus aliados eran oposición, y ponían el grito en el cielo ante los cortes de luz en la provincia y la supuesta falta de gas tanto en hogares como en industrias. Sin embargo, pasado el tiempo, gran parte de la población se ve obligada a consumir a niveles menores que hace varios años atrás.
Naciones Unidas define al Índice de Desarrollo Humano (IDH) como “un indicador sintético de los logros medios obtenidos en las dimensiones fundamentales del desarrollo humano, a saber, tener una vida larga y saludable, adquirir conocimientos y disfrutar de un nivel de vida digno”, destacando que “hay una fuerte y positiva asociación entre el consumo energético y el Índice de Desarrollo Humano de las naciones en desarrollo”.
En definitiva, el triunfo de Cristina Kirchner en las recientes PASO bien puede ser explicado –al menos en una de sus razones- por lo que para un alto porcentaje de los bonaerenses significó el malestar de haberse sentido directamente afectados por la política energética del gobierno, que se tradujo no sólo en reducir el consumo, sino en lo que significa para los bolsillos el elevado nivel tarifario.
Demás está decir que el gobierno nacional y las principales empresas y corporaciones prefieren no abordar esta cuestión. Pero, si nos remitimos a los hechos, queda en evidencia lo que representa para la administración macrista, a través del diferimiento de los pagos de las boletas de gas y electricidad para después de las elecciones, convirtiéndose en la única medida que podría mejorar los resultados de agosto.