Por Alfredo Silletta. No pasa un día que Florencio Randazzo, el candidato de Cumplir, que obtuvo un escaso 5 por ciento de los votos, deje de cuestionar a la ex presidenta Cristina Kirchner, manteniendo en cambio “demasiado silencio” sobre Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Quizás, tantos encuentros con Federico Salvai, el “hombre de las valijas” en palabras del turco Asís, lo obliguen al silencio.
El ex ministro del Interior y Transporte no aceptó enfrentarse a Daniel Scioli en la interna presidencial de 2015, ni ser candidato a gobernador de la provincia, un cargo menor para él. Tampoco aceptó integrar la lista con Cristina Kirchner, a quien considera “funcional” a Macri. Claro no es lo que piensa el bonaerense que la votó en las PASO.
A veces hay que volver a los grandes pensadores, para comprender el presente. Lenin, el hombre de la Revolución rusa que por estos días cumple 100 años, en sus escritos de Notas de un periodista, de 1922 se refiere a la gran revolucionaria alemana Rosa Luxemburgo torturada y asesinada en 1919. Allí la nombra como el “Águila que se equivocó”. Reproduzcamos un breve texto:
“Paul Levi quiere hacer buenas migas con la burguesía —y en consecuencia con sus agentes, las Internacionales Segunda y Dos y Medio— publicando los escritos de Rosa Luxemburgo en los que ella se equivocó. A esto responderemos con una frase de una vieja fábula rusa: “Suele suceder que las águilas vuelen más bajo que las gallinas, pero una gallina jamás puede remontar vuelo como un águila”.
Rosa Luxemburgo se equivocó respecto de la independencia de Polonia; se equivocó en 1903 en su análisis del menchevismo; se equivocó en la teoría de la acumulación de capital; se equivocó en junio de 1914 cuando, junto con Plejanov, Vandervelde, Kautsky y otros abogó por la unidad de bolcheviques y mencheviques; se equivocó en lo que escribió en prisión en 1918 (corrigió la mayoría de estos errores a fines de 1918 y comienzos de 1919 cuando salió en libertad). Pero, a pesar de sus errores fue -y para nosotros sigue siendo- un águila. Y no sólo los comunistas de todo el mundo venerarán su memoria, sino que su biografía y sus obras completas (cuya publicación los comunistas alemanes están demorando excesivamente, con la única excusa parcial de las tremendas pérdidas que están sufriendo) serán manuales útiles para la educación de muchas generaciones de comunistas de todo el mundo. “Desde el 4 de agosto de 1914 la socialdemocracia alemana es un cadáver putrefacto”: esa frase hará famoso el nombre de Rosa Luxemburgo en la historia del movimiento obrero. Y desde luego, en el patio de atrás del movimiento obrero, entre los montones de estiércol, las gallinas tipo Paul Levi, Scheidemann y Kautsky cacarean en torno a los errores de la gran comunista. Cada uno hace lo que puede”.
A qué viene el texto de Lenin. Hoy, con el diario del lunes podemos decir que Cristina se equivocó más de una vez: romper con el sindicalismo en 2012, la relación demasiado tirante con los gobernadores, no haber apoyado más explícitamente al candidato Scioli, las exageradas cadenas nacionales, pero fue la presidenta más importante después de Perón: estatizó las AFJP, creo la Asignación Universal por Hijo, el Plan Conectar Igualdad, la soberanía espacial y puso un freno a los fondos buitres, por nombrar algunas de sus medidas.
Como decía Lenin: “Suele suceder que las águilas vuelen más bajo que las gallinas, pero una gallina jamás puede remontar vuelo como un águila”. Cristina siempre será un águila y Randazzo una gallina, algo que los argentinos tienen claro.
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Más que gallina es gallinaza hedionda, hiede a cala, el 48 Randazzo