La insólita desaparición del submarino ARA “San Juan”, con 44 tripulantes a bordo y con el que la Armada Argentina perdió contacto hace 5 días, mantiene en vilo a todo el Gobierno y deja al ministro de Defensa, Oscar Aguad, en una situación incómoda.
El presidente Mauricio Macri y su jefe de Gabinete, Marcos Pena, están en contacto permanente y piden toda la información posible, según admiten cerca del funcionario, que pasó el fin de semana entre el edificio de la Armada y el ministerio, mientras recibía datos desde Puerto Belgrano, donde se concentra la llegada de información sobre la búsqueda, de la que ya participan un avión norteamericano y un buque británico.
Mientras, crece la preocupación y la angustia. En Casa Rosada reconocen que “se trata de un tema delicado. Hay que ir de a poquito, porque la información llega a cuentagotas y ya se hizo casi todo lo que se podía hacer”.
Un funcionario señala que el desánimo está ganando al Gobierno con el correr de las horas, y se indica que “está todo muy complicado, el clima no ayuda por la altura de las olas y la esperanza que teníamos, se fue diluyendo”.
Y a ese clima de desazón se suma una mirada crítica sobre el papel del ministro Aguad, quien a pesar de sus históricos vínculos con los uniformados (de ahí su apodo, “milico”), demostró que es un improvisado en lo que es la conducción política de las Fuerzas Armadas.
Apenas enterado de la desaparición del ARA “San Juan”, el titular de la cartera de Defensa se vio obligado a anticipar su regreso desde Canadá para viajar a Mar del Plata, donde está la base de submarinos de la Armada, para seguir el operativo.
Su objetivo era encabezar en esa ciudad el comité de crisis. Pero finalmente el caso quedó en manos de la Armada, que se encarga del rastrillaje por agua y aire del submarino, por lo que Aguad debió volver a la ciudad de Buenos Aires.
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Si dios quiere pronto van a estar con nosotros,fuerza a ese puñado de guerreros. ..