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21 noviembre, 2024
PAÍS

La encrucijada del peronismo: ni abrazarse a Macri ni querer ser Podemos

Por Alfredo Silletta. El presidente Mauricio Macri avanza con sus políticas de ajuste frente a una oposición, especialmente del peronismo, que no logra articular una propuesta clara y contundente para volver a ser mayoría. El oficialismo logró un 42% de los votos en las últimas elecciones, pero parece que hubiera logrado el 80% de los votos. Más allá del blindaje mediático del gobierno y el partido judicial, el peronismo se presenta dividido dándole aire al gobierno de Macri para avanzar en medidas de ajuste que perjudican a los sectores más vulnerables.

El peronismo está dividido. Por un lado, aparece un grupo de gobernadores conducidos por  Juan Manuel Urtubey y  Juan Schiaretti, más el senador Miguel Ángel Pichetto que afirman que es necesario “cuidar la gobernabilidad” y frente a ellos aparece la ex presidenta Cristina Kirchner, con una parva de votos, que se enfrenta duramente al gobierno de Cambiemos.  Quizás el ejemplo más claro se observó en las últimas horas cuando el presidente del PJ bonaerense, Gustavo Menéndez junto a Martín Insaurralde, visitaron la Rosada para renegociar obras y apoyaron el pacto fiscal de María Eugenia Vidal en la provincia, frente a la senadora Cristina Kirchner que aparecía rodeada de una multitud en Avellaneda junto al intendente Jorge Ferraresi que se opuso a la gobernadora y ofreció un 30% de aumento salarial y la incorporación de 800 trabajadores. Lo mismo hizo en las últimas horas, el jefe comunal Mario Secco, otro duro opositor al gobierno provincial.

El argumento que utiliza el intendente de Merlo es que hay que buscar acuerdos con Sergio Massa y Florencio Randazzo, ya que la suma de Unidad Ciudadana, un País y Cumplir logra el 53 por ciento de los votos en la provincia sobre el 41 que logró Cambiemos. Más allá que la política no es lineal y los votos no se suman de a uno cuando hay acuerdo electoral, sino hay que preguntarle a Massa que se juntó con Stolbizar y perdió más de lo que ganó.

Frente a esta posición negociadora, un sector de La Cámpora y parte de Unidad Ciudadana plantea que hay que olvidarse del peronismo y empezar a negociar una nueva fuerza parecida a Podemos en España. “Todo nuevo”, dicen y agregan que prefieren una alianza con la izquierda de Nicolás del Caño antes que con el peronismo negociador. El diputado Andrés “Cuervo” Larroque lanzó un tuit pegándole tanto al massismo  como a los intendentes  que fueron hasta la Casa Rosada.

Esta posición no es la de Cristina que el jueves en Avellaneda volvió a insistir que “voy a ser todo lo que esté a mi alcance para contribuir y lograr que el 10 de diciembre del 2019 otro argentino esté en la Casa Rosada para conducir los destinos del pueblo, pero lo que es importante es tener la suficiente amplitud y generosidad para no preocuparnos tanto por los nombres”. Luego le pidió a la militancia que sean “lo suficientemente amplios y generosos para lograr esto”.

Hablar de Podemos en España y querer trasladarlo a la Argentina es no conocer la realidad del peronismo. Contaba Juan Domingo Perón en 1972 que “cuando nosotros formamos el justicialismo vinieron hombres conservadores como el Dr. Remorino, que era secretario de Julito Roca, de manera que imagínense ¡del riñón de la oligarquía!, y fue un gran peronista y un buen servidor. Del otro lado vinieron sectores socialistas como Bramuglia, como Burlengui, y también del comunismo. Y todos esos hombres han demostrado a lo largo de estos años que han sido buenos peronistas, por qué vamos a presuponer que un hombre que se incorpora hoy debió haberlo hecho hace 25 años y va a ser peor que esos que se incorporaron entonces. En ese sentido, para ser realmente justicialista debe admitir que todos los hombres pueden ser buenos y que todos pueden tener razón e incorporarlo para servir al movimiento”.

El gran artista plástico Daniel Santoro planteó en una carta abierta la necesidad de buscar la unidad. “La búsqueda de ésta unidad es urgente y prioritaria. Algunos ejemplos: ¿por qué no podrían encontrarse, hablar y  ponerse de acuerdo Axel Kicillof y Roberto Lavagna (ambos ministros del kirchnerismo)?, o pactar una larga conversación entre Graciela Camaño y Máximo Kirchner (si dicen más o menos las mismas cosas), ¿qué tan grandes serían las diferencias entre Gabriela Cerruti y Daniel Arroyo? ¿Cuál es la traba que impediría un acuerdo entre Randazzo y Felipe Solá? Esta coyuntura histórica nos reclama deponer los narcicismos” dice Santoro.

Es urgente que el peronismo trabaje durante todo el 2018 la unidad. Es difícil, nadie lo duda y habrá que tragarse sapos, como las declaraciones del senador Pichetto hablando de “un peronismo democrático” contra “opciones que estén en el borde del sistema, que generan un discurso de ruptura”.  La unidad es importante, como sucedió en la discusión de la reforma jubilatoria donde la oposición logró 117 votos, un número muy superior a los 64 legisladores del kirchnerismo.

Cerremos otra vez con el Perón en su entrevista con Solanas-Getino. “Dice Mao Tse Tung: el que lucha contra un compañero es que se ha pasado al bando contrario. Eso lo hemos observado todos, no hay peronista que no haya observado este tipo de disidencia, siempre sospechoso, pero más que nada negativo para el trabajo de conjunto que debemos realizar”, dice.

La unidad no es abrazarse a Macri o fundar Podemos, es trabajar la unidad de todo el peronismo para que en 2019 haya un gobierno popular que defienda los intereses de los trabajadores y los más humildes. Quizás la mejor alternativa es proponer  una gran interna nacional, como fue la de Antonio Cafiero y Carlos Menem en 1988. Es una opción, pero hay que empezar a trabajar ya, para lograr esa interna a fines de 2018 y permitirle a los ganadores recorrer el país durante el 2019 y preparar un programa alternativo al del macrismo.

 

 

 

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