Vergüenza: A pesar del escándalo, Macri salió a bancar a Jorge Triaca

“Fue un boludo, se equivocó, pero está firme”, le dijo Mauricio Macri a sus hombres más cercanos, ante el escándalo desatado por su ministro de Trabajo, Jorge Triaca, que insultó y echó a la mucama de su quinta, y que además puso al descubierto un oscuro entramado del entorno del funcionario respecto del Sindicato de Marítimos Unidos (SOMU).

¿Qué tiene que hacer un funcionario de este gobierno para que sea desplazado de su cargo o renuncie? Esa es la pregunta que cíclicamente se plantean dirigentes de la oposición, y que reflotó en las últimas horas con la situación de Triaca, ya seriamente cuestionado por ser quien encabeza la lista del ‘nepotismo de Cambiemos’, al haber acomodado a su esposa, dos hermanas y a un cuñado en el Estado.

Sin embargo, Macri elige la política del “¡siga, siga!”, tal como ocurrió en su momento con hechos escandalosos o de negociados que tuvieron como protagonistas a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich (casos Maldonado y Rafael Nahuel); el titular de Defensa, Oscar Aguad (desaparición del submarino ARA ‘San Juan’); el ministro de Agroindustria, Luis Etchevehere (negocios varios en compañías del sector), o el titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas, involucrado en transferencias de dinero nunca aclaradas.

Cerca del presidente admiten que “no le cayó nada bien”, cuando escuchó el audio de WhatsApp en el que se escucha a Triaca insultar a su empleada. Sin embargo, Macri “lo banca”.

Además, en el Gobierno se lamentan por el momento en que se conoció este grave hecho. “No ayuda en nada, son cosas que hay que evitar”, reconocieron. Es que en la Casa Rosada se impone la preocupación por la abrupta caída de la imagen presidencial de las últimas semanas, después de la aprobación de la reforma previsional y los aumentos de precios de los servicios.

Para colmo, Sandra Heredia, la ahora ex empleada de Triaca, aseguró que el ministro “me tenía en negro, y me metió a trabajar en un sindicato intervenido. Tengo miedo”. Se refería al Sindicato de Obreros Marítimos Organizados (SOMU), el gremio que dirigía el sindicalista Omar “Caballo” Suárez, hoy detenido, y que fue intervenido por la Justicia. “Eso es una cagada”, graficó sin eufemismos sobre ese detalle un integrante del Gabinete. Es más, otros 250 empleados habrían ingresado a ese gremio.

De esta manera, quedó en evidencia que no sólo la mujer había sido designada de manera poco clara en la intervención del gremio sino, sobre todo, que Sergio Borsalino, el cuñado de Triaca, es el hombre a cargo de la gestión de Cambiemos en esa entidad. La explicación del abogado de Heredia es que fue ubicada ahí “luego de un pedido de aumento”. O sea, para darle por izquierda la suma de dinero que ella reclamaba.

Borsalino pasó así a integrar un extenso listado de parientes directos o políticos de Triaca con cargos en el Estado: semanas atrás se conoció la designación de Mariana Triaca, una de sus hermanas, como directora del Banco Nación, mientras que su pareja, Ernesto Reta, integra el directorio del Banco de Inversión y Comercio Exterior; otra de sus hermanas, Lorena, se desempeña como directora en la Agencia de Inversiones; en tanto que la esposa del ministro, María Cecilia Loccisano, es subsecretaria de Coordinación en el Ministerio de Salud.

Y al mismo tiempo, el resonante despido de Heredia mostró otra faceta del manejo de Cambiemos en el sindicato que nuclea a los trabajadores embarcados y que cuenta con unos 80 mil afiliados en todo el país. La propia ex empleada declaró que en abril pasado fue nombrada por Triaca como delegada interventora del sindicato en San Fernando, al parecer con el objetivo último de recomponer su salario como casera de la quinta de Boulogne de la familia.