La visita del Papa Francisco a Chile y Perú, el rechazo para un encuentro privado con el presidente Macri, el decidir no venir a la Argentina durante su mandato y su defensa de los pueblos aborígenes produjo el quiebre definitivo en la relación entre el Francisco y el presidente.
Por estos días el presidente lanzó el debate de la despenalización del aborto, propuesta rechazada por todo Cambiemos, donde muchos creen que será un nuevo enfrentamiento con el Papa. Es obvio que la Iglesia se opondrá pero no es la razón principal de su enfrentamiento con el gobierno de Cambiemos. Fue durante el gobierno de Alfonsín la aprobación del divorcio y durante la presidencia de Cristina que se aprobó el matrimonio igualitario y la relación entre la presidente Cristina y Francisco fue excelente.
Mas allá del aborto, al Papa le molesta las políticas neoliberales del gobierno de Cambiemos. Le preocupa que los abuelos se hayan quedado sin medicamentos, que les bajan la jubilación, los despidos en las fábricas y las políticas represivas de la ministra Patricia Bullrich.
Un síntoma claro y concreto de la mirada del Papa sobre el país se observó el pasado sábado cuando asumió como obispo auxiliar de Lomas de Zamora, el cura villero Jorge García Cuerva. En su homilía afirmó: “Quiero ser testigo de la vida en medio de la muerte de hoy en el Conurbano, en sus comunidades y barrios, en las periferias existenciales, acompañando el caminar de quienes sufren el flagelo de la droga, el drama de la falta de trabajo y de vivienda, la cárcel, la más profunda angustia existencial”.
García Cuerva es el segundo cura villero nombrado como obispo en Argentina por el Papa Francisco. El otro es Gustavo Carrara como obispo auxiliar de Buenos Aires.
Entre los símbolos de su ministerio episcopal, García Cuerva ponderó las “chapas de las casas de las villas donde el calor y el frío se sienten mucho más”, dijo. “Allí se escuchan hasta los más mínimos ruidos y se distinguen todos los sonidos del barrio. Allí se adquiere una sensibilidad particular, que quiero mantener”, aseveró en su mensaje.
El nuevo obispo no se olvido de la política represiva de la ministra Bullrich, especialmente hacia los más humildes. Llamó a acompañar el dolor de los que se encuentran entre rejas. Citó a monseñor Oscar Romero y aseguró que “la Justicia es como las serpientes, muerde a los descalzos; y las cárceles están llenas de descalzos, de pobres, de vulnerables”.
Al igual que con Carrara, García Cuerva fue retirado en andas de la catedral en medio de un clima festivo por parte de los vecinos. Durante la ceremonia, el nuevo obispo utilizó un báculo (el bastón que usan los obispos) de madera realizado por presos del Complejo Penitenciario de Ezeiza, un ámbito también conocido para el sacerdote referente dentro de la pastoral carcelaria.
El Papa Francisco, una vez más, le mando un mensaje a Macri que su problema no es personal, sino sus políticas contra los más humildes.