Mientras la oposición insiste con la necesidad de volver a convocar mañana a una sesión especial para ponerle un freno real a los brutales tarifazos, Mauricio Macri busca sacarse de encima el tema de los aumentos de tarifas, y le tira la pelota a las provincias y municipios para que en esos ámbitos se eliminen los impuestos que cobran sobre los servicios públicos.
Más que una jugada, se trata de una burda puesta en escena que apunta a marcar la cancha y trasladar parte de la responsabilidad por los incrementos a los gobernadores, en su mayoría peronistas, para que, en todo caso, sean ellos la cara visible que los muestre haciendo lugar o rechazando el reclamo presidencial.
En otras palabras, ahora resulta que son los gobernadores quienes deben dar una respuesta frente al aumento de tarifas que resolvió el gobierno nacional…
María Eugenia Vidal fue la primera en aceptar el pedido de Macri, y con bombos y platillos anunció que se darán de baja las cargas impositivas que la Provincia tiene sobre el gas, la luz y el agua, aunque con porcentajes que tendrán una incidencia ínfima en las abultadas cifras que aparecen en las boletas que llegan a los hogares.
Si se considera que, en promedio, las subas de los servicios públicos superaron el 1.400 % en los últimos dos años, el hecho de que ahora en territorio bonaerense se vaya a registrar una rebaja del 15,5 % en las facturas de luz, 6,3 % en la de gas y 6,2 % en la de agua, sin lugar a dudas no representará un alivio importante a la hora de pagarlas.
Para entender mejor de qué se trata el anuncio de Vidal: sobre una factura de luz de $ 2.200, la “rebaja” sería de $96; para una factura de agua de $ 1.340, el beneficio alcanzaría a $14, mientras que sobre una factura de gas de $ 1.500, la rebaja sería de $ 93.
Fue Marco Lavagna, desde el Frente Renovador, quien puso blanco sobre negro la cuestión tarifaria, a propósito de lo que propuso el presidente: “Es bueno que Macri haya aceptado que hay que bajarles impuestos a las tarifas, pero esperamos que el gobierno nacional dé el ejemplo y baje el IVA (que representa el 21 % de la carga tarifaria). Así, se trataría de un esfuerzo compartido con las provincias, ya que el IVA es impuesto coparticipable”.
Lejos de aceptar esa alternativa, que sí representaría una rebaja importante, el mensaje (casi extorsivo) para los gobernadores peronistas fue claro: si sus diputados siguen avanzando en plantear la sesión especial, ellos pueden pagar con sus presupuestos provinciales las consecuencias.
Mientras, después del reclamo de Macri empezó a sobrevolar un cierto malestar entre algunos gobernadores, teniendo en cuenta que los dejaron en “off side” a aquellos que, en muchos casos, no tienen impuesto provincial que bajar o donde ese renglón es mínimo.
El presidente, además, con esta maniobra busca enviar un mensaje a la clase media, el sector más indignado con los tarifazos. Ayer, desde Vaca Muerta dijo: “Sé lo que cuesta un aumento en las tarifas, pero no hay otra forma. Si hubiera existido otro camino, lo hubiera tomado”. Y para que no queden dudas, destacó que “la única manera de lograr un cambio verdadero es que todos asumamos el desafío de consumir menos. Sin energía no podemos seguir creciendo”.