Mientras el presidente te pide que “gastes menos luz y agua”, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, vive “Livin’ la vida loca” como la canción de Ricky Martín en su ministerio con gastos superfluos, cenas carísimas en su casa y aviones privados para ir a todos lados.
Según una nota del diario Perfil, el ministro utiliza aviones privados a un costo que supera los 170 mil pesos para vuelos privados de cabotaje y organiza comidas en su casa a razón social de 3 mil pesos por comensal y hasta encarga “alfajores de la marcha Chocoarroz, mientras que su jefe de Gabinete, Ariel Sigal, gasto más de 5 mil dólares en una cena. Todo pagado con la plata de tus impuestos.
Según la información a la cual accedió Perfil, para un viaje a La Rioja en avión privado costó mas de 10 mil dólares y otro a Mar del Plata un total de 6200 dólares. En otro viaje a Salta, gasto 15 mil dólares, cuando si viajaba por Aerolíneas le salía 234 mil pesos.
Entre los gastos insólitos, el ministro envió un memorandum para que compren alfajores Cochoarroz para todas las reuniones a granel, algo insólito para el Departamento de Compras, que no estaba acostumbrado golosinas a los ministros.
Los gastos de Dujovne incluyen su casa (su mujer feliz) ya que se dedica a recibir amigos y los gatos los paga el Estado nacional. El pasado 15 de marzo invitó a su casa a Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional y el catering costo 31 mil pesos. “Cuando paga el Estado, uno se da todos los gustos”, pareciera decir el ministro de Hacienda.
Pocos días después, el 20 de marzo último, Dujovne invitó a la delegación encabezada por el ministro de Hacienda de Brasil de la que participaron 17 comensales con un costo 51.425 pesos por el catering.
Por su puesto, son costos menores si uno observa cuando el ministro va a Estados Unidos. Allí en el restaurante Fiola Mare de Washington, su secretario gasto 5.389 dólares. La factura contempla entre otros gastos, el consumo de ocho botellas del vino Nobile di Montepulciano Avignonesi 2013 por el que se pagó a razón de 75 dólares por botella. Se trata de un vino de la Toscana italiana con calificación 91 en la prestigiosa revista Wine Spectator. En ese mismo almuerzo también degustaron cocteles y tragos.
Como dice el colega Roberto Navarro, “nos toman por boludos”.