“Ahora sí se vendrá el verdadero ajuste, y lo que se vivió en estos últimos dos años y medio será recordado casi como un juego de niños”. Así, sin anestesia, un funcionario del ministerio de Hacienda planteó los tenebrosos tiempos que llegarán, a partir del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Las desgarradoras imágenes del 19 y 20 de diciembre de 2001 reviven por estos días con dolorosa actualidad. Pasaron más de 16 años, y sin embargo, aquellos momentos que con represión y muerte marcaron las últimas horas del gobierno de Fernando de la Rúa, se hacen presentes por una inevitable comparación: el acuerdo con el FMI aparece sobrevolando como un espectro terrorífico.
Para tomar dimensión sobre lo que significará en cuanto al costo social que inevitablemente va a generar en el corto y mediano plazo esta vuelta al Fondo, el ex director del organismo, Claudio Loser, pronosticó que este acuerdo “va a doler”.
Es que el tristemente célebre ‘stand-by’ que se está negociando con el Fondo, es justamente el crédito que más exigencias de metas económicas impone para el país que lo solicite. En otras palabras, se viene recorte de gastos sociales, ajuste monetario, desregulación financiera, apertura comercial, flexibilización laboral, reformas de los sistemas de la seguridad social, congelamiento de los salarios públicos y suba de las tasas de interés.
Por lo tanto, y más allá de los movimientos que lleven adelante las centrales obreras y las organizaciones gremiales, todos los caminos conducen a que el malestar social irá en aumento, y la calle, con las protestas, marchas y manifestaciones, serán cada vez más protagonistas de los tiempos que vienen, y estarán a la orden del día.
Claro que también ese panorama estará acompañado por la respuesta que dará el Gobierno a la hora de enfrentar ese creciente malhumor. Y, claro, con Patricia Bullrich a la cabeza de las “políticas de seguridad”, no es difícil imaginar que la represión por parte de los uniformados también se hará presente, seguramente con más crudeza que lo que hicieron hasta ahora…
“Cuando un país solicita un préstamo al FMI, acuerda ajustar sus políticas económicas para superar los problemas que lo llevaron a tener que pedir financiamiento en primer lugar”, explica el organismo internacional al precisar que “estos compromisos, incluida la condicionalidad específica, se describen en la carta de intención del país miembro que a menudo contiene un memorando de políticas económicas y financieras”.
En el horizonte cercano, mientras tanto, aparece el cóctel explosivo que significará una inflación sin control, y el consecuente costo de una exclusión cada vez mayor, que traerá aparejado un crecimiento irremediablemente de la pobreza y la indigencia.