Obsesionado como está con la tormenta económica que se complica día a día, Mauricio Macri está convencido de que no apartará del rumbo trazado “porque es lo que hay que hacer y alguien lo debe hacer”. Y llegó a advertir: “No me voy a mover de ahí, aunque me cueste la elección del 2019”.
“Señores, acá no habrá marcha atrás, y a mí nadie me va a torcer el brazo”. Así, a los gritos, reflejando que la cuestión económica, con el telón de fondo de la vuelta del país a los brazos del Fondo Monetario Internacional lo tiene en un estado de alteración constante que no puede disimular, el presidente ratificó, ante su mesa chica, que cuantas más críticas reciba por parte de la oposición a su plan de ajuste, más intransigente se mostrará.
Un colaborador cercano relató que en una de las reuniones de los últimos y afiebrados días, Macri reconoció que “ya tocamos fondo. Quiero creer que a partir de ahora no queda otra que empezar a despegar”.
Sin embargo, más allá de estos caprichos, no será precisamente sencillo seguir avanzando como si nada pasara. La obsesión del presidente sigue siendo la baja de los subsidios estatales a la energía, porque está seguro que únicamente así va a lograr una baja reducción importante en el déficit presupuestario.
Todas estas reacciones, en realidad, fueron dichas por Macri sin demasiado convencimiento, aunque su idea es mostrar que hay un Gobierno fuerte, más allá de la crisis en la que aparecen un dólar que no encuentra su techo y una inflación descontrolada, con los tarifazos en el centro del malhumor social.
En otras palabras, desde que asumió allá por diciembre de 2015, el presidente nunca había sentido el rigor de hacer frente a problemas económicos severos. Y para colmo, esta situación ocurre durante el año anterior al que buscará ser reelecto en su cargo.
Mientras tanto, en los próximos días la estrategia del Gobierno apuntará a reforzar la idea de que gracias al crédito que el FMI le abrirá a la Argentina, podrá controlar la subida del dólar. Y sobre la quita de subsidios a la energía, la premisa es transmitir que el aumento de las tarifas de luz y el gas hay mantener sí o sí, al sostener que no hay otro camino para bajar el déficit fiscal sin ajustar planes sociales.
Así, Macri está convencido que “la Argentina camina por un desfiladero. Estábamos frágiles. Estamos frágiles. Hay que resolverlo”. Y asegura que “vamos al FMI para evitar una recesión”.
1 comentario
Mirá si se hace problema por la reelección.
Toma un crédito de 30 mil millones y se los lleva a la casa, mas las cometas por el mismo crédito.
Encima, cualquier medida para joder al pueblo, tiene el pretexto que “me lo exige el FMI, no es culpa mia”
Negocio redondo para el tipo