“Claramente esta semana el mundo ha decidido que la velocidad con la que nos comprometimos a reducir el déficit no era suficiente, y por eso tenemos que acelerar”. De esta manera, Mauricio Macri dio por terminada la etapa del llamado “gradualismo”. O, en otras palabras, oficializó que vendrá un mayor ajuste para la población.
Mientras, esta mañana destacó que “iniciamos un camino de transformación, de cambio profundo; las transformacionales no son fáciles, sobre todo si son profundas. No las hace un Gobierno, sino la sociedad”.
Aprovechando la inauguración de la estación Facultad de Derecho de la Línea H, el presidente se refirió a la nueva etapa de Gobierno que comenzó esta última semana después de la crisis cambiaria. Y en sintonía con las declaraciones que realizó ayer en conferencia de prensa, el Jefe de Estado ratificó el rumbo de la política de su gestión.
Precisamente, durante la conferencia que ofreció en Olivos, el presidente apuntó a la necesidad de “reducir drásticamente el déficit fiscal en lo que resta del año” y, sobre todo, en el presupuesto 2019, en el marco del inicio de las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Según se desprende de lo que dijo Macri, nadie podrá hacerse el desentendido ante el “desafío” de resolver el problema del déficit que, insistió, “desde hace más de 70 años impide el crecimiento del país”.
Como no podría ser de otra manera, volvió a referirse a la “pesada herencia” recibida, y retomó el discurso sobre el presunto estallido en el que hubiera terminado la continuidad del modelo kirchnerista. “En 2016 evitamos una crisis que sí nos llevaba al 2001”, aseguró. “La Argentina no estaba políticamente preparada para dar un debate serio. La sociedad ahora dice: ‘Basta de mentiras’. Y se dan cuenta de la realidad que heredamos”, insistió.
Y sobre el creciente proceso inflacionario, dio a entender que desde el Gobierno no harán nada: “Vamos a delegar la responsabilidad de la baja de la inflación en el Banco Central”, aseguró.
“No hay tanta vocación por seguir prestándonos tanto dinero”, aseguró por otra parte, y al ser consultado por sus responsabilidades propias en esta situación, ensayó una curiosa respuesta: “La autocrítica que me hago es que por mi personalidad siempre he sido muy optimista. Me puse metas ambiciosas. Pero también, revisando, porque cada noche me acuesto pensando qué podría haber hecho mejor… no siento que como sociedad podíamos afrontar un ajuste profundo desde el primer día”.
Cuando le preguntaron si el “gran acuerdo nacional” -al que con bombos y platillos el Gobierno convocó- tendrá el objetivo exclusivo de reducir el déficit o se proyectará a otros acuerdos, señaló que “la primera puerta es un gran acuerdo que permita acelerar la reducción del déficit, para crecer y bajar la inflación”.
Agregó que “lo primero es empezar por este presupuesto, y después ojalá que en esta dinámica, si tenemos éxito con esto, vamos a estar listos para lograr cosas mucho mejores o más específicas de cada sector”.