“Acá la clave era evitar una crisis. Era el objetivo primordial, y eso se logró”. Así lo dijo, muy seguro, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, al referirse a la situación generada por la corrida cambiaria de los últimos días y la vuelta del país a los brazos del Fondo Monetario Internacional como solución.
Sostuvo que “se evitó la crisis entre el uso del tipo de cambio flexible y la asistencia extraordinaria del FMI, por lo que no hay espacio para una crisis de ninguna manera”. De todas maneras, admitió que “ahora, sabiendo que las crisis son las que generan aumentos en la pobreza y saltos disruptivos de los que es difícil recuperarse, es evidente que tasas de interés al 40 % o un tipo de cambio real más depreciado, impactan algo sobre el nivel de actividad y en la inflación. Sería necio negarlo”.
En una entrevista con el diario La Nación, Dujovne aprovechó para hablar del anterior gobierno, y dijo que “después de la soberbia kirchnerista, en la que todo estaba bien, tener como presidente a alguien que humildemente reconoce determinados errores, que no son de él sino de su equipo, marca un contraste que los argentinos debemos valorar”.
Con respecto a un posible acuerdo con el FMI, señaló que “se armó un clima de angustia en la sociedad, porque ir al Fondo trae el recuerdo de otras épocas en las que se acudía en otras condiciones”.
Aseguró que “ahora lo hacemos de manera responsable ante el cambio de la situación internacional, donde la perspectiva es que las tasas en Estados Unidos sigan subiendo, y como la Argentina recae mucho en el crédito externo, la queremos proteger, en el marco de un crecimiento que lleva siete trimestres, con aumento del empleo, aumento de la inversión, baja de la pobreza y del desempleo”.
Ante la pregunta sobre si el Fondo reclama más recortes, por dónde pasaría el nuevo ajuste, el ministro se limitó a responder: “No nos podemos anticipar”.
En cuanto a por qué cuesta tanto bajar la inflación, Dujovne señaló: “Porque estamos haciendo muchas cosas a la vez, como normalizar los precios de los servicios públicos y recomponer las reservas del Banco Central. Creo que tuvimos un problema con las metas iniciales: si hubiéramos tenido metas más realistas, hoy el cuestionamiento político a la inflación sería mucho menor. Nos pusimos objetivos muy ambiciosos que, en cierta medida, nos generan la crítica. Pero está claro que, lentamente, la inflación irá bajando, y esta vez sin atajos”.
Y agregó que “claramente quisiéramos tener una inflación más baja; esperamos que vaya bajando en los próximos meses. No tenemos que flaquear en esa lucha”.
En tanto, justificó la decisión de acelerar el ritmo de ajuste de las cuentas públicas, al señalar que “el gradualismo es hijo del pragmatismo”, y que “si las condiciones internacionales cambian, debemos cambiar”.