Nicolás Dujovne es el elegido por Mauricio Macri para profundizar el ajuste o, en palabras del presidente, la “aceleración” que tendrá de ahora en más el gradualismo. A cargo de la coordinación del equipo económico, desde hoy se convierte en un “súper ministro” de Economía, encargado de coordinar un total de nueve carteras y de administrar un poder de veto sobre sus pares para habilitar gastos.
Se trata de un mensaje de Macri dirigido al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a los mercados, posicionando a Dujovne en un sitial de preferencia, tal como lo había reclamado el organismo internacional por la buena relación del funcionario con la titular del Fondo, Christine Lagarde.
De esta manera, en la práctica operará como un ministro coordinador, ya que tendrá injerencia en nueve ministerios: Finanzas, Interior, Trabajo, Energía, Transporte, Agroindustria, Producción, Modernización y Turismo.
Como primera tarea, Dujovne pondrá el pie en el acelerador a la hora de presentar en los próximos días un programa económico, que en el mercado financiero ya dieron en llamar el “Plan Salvavidas”, con cuatro ejes básicos: libre flotación del dólar, baja de la tasa de interés, inflación y déficit fiscal.
Sobre la divisa estadounidense, el FMI le exige a la Argentina acotar la pérdida de reservas internacionales del BCRA frente a una nueva crisis cambiaria. Por lo tanto, el Central ya no vendería dólares para intervenir en el mercado cambiario. El mecanismo será dejar flotar el dólar y no intervenir en el mercado cambiario, para que el tipo de cambio no sea el anclaje de la economía como lo fue hasta ahora.
En cuanto a la tasa de interés, todos los esfuerzos apuntarán a ir bajando desde el actual nivel del 40 % que paga el Banco Central por la renovación de las Lebac, que implicaría un relanzamiento de las líneas de crédito para la producción, sobre todo para las Pymes.
Sobre la inflación, en caso de que este año supere el 25 %, habría una brecha de 10 puntos respecto de la meta corregida. Todavía queda saber cómo será el efecto sobre los precios de una devaluación del peso del 35 % como la observada en el año. Una inflación del 25 % sería casi igual al 24,8 % del 2017. Por lo tanto, la brecha acumulada entre objetivos e inflación computada por el Indec llegaría a los 40 puntos porcentuales en los tres años del Gobierno.
En relación al déficit fiscal, Dujovne analiza reducir más ese aspecto para el 2019, una decisión que está relacionada con la presentación del proyecto de Presupuesto para el año próximo que se tiene que hacer antes del 15 de septiembre en el Congreso de la Nación. El Gobierno mantendría la pauta de un déficit primario de 2,7 % del PBI para este año, pero se reduciría al 1,7 % la meta actual del 2,2 % calculada para 2019.