El Papa Francisco, en una misa celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta, denunció el poder de la comunicación calumniosa que “destruye” la libre comunicación.“Por ejemplo pensemos: existe una ley de los medios, de comunicación, se cancela esa ley; se entrega todo el aparato comunicativo a una empresa, a una sociedad que calumnia, que dice falsedades, debilita la vida democrática. Luego vienen los jueces a juzgar a esta institución debilitada, estas personas destruidas, condenadas, y así va adelante una dictadura. Las dictaduras, todas, han comenzado así, con adulterar la comunicación, para poner a la comunicación en las manos de una persona sin escrúpulos, de un gobierno sin escrúpulos”, afirmó Francisco que, sin nombrarlo, recordó del desguace de la Ley de Medios del gobierno anterior y la entrega de todo el poder al Grupo Clarín.
En su homilía, el Papa recordó que “si se quieren destruir a las instituciones o personas, se comience a calumniar. Se usa la seducción que el escándalo tiene en la comunicación”. Y agrega: “Se seduce con los escándalos. Las buenas noticias no son seductoras: si, pero que bien que ha hecho. Y pasa… Pero un escándalo: pero has visto. Has visto esto. Has visto aquel otro. ¿Qué cosa ha hecho? Esta situación… Pero no puede, no se puede ir adelante así. Y así la comunicación crece, y esa persona, esa institución, aquel país termina en la ruina. No se juzgan al final a las personas. Se juzgan las ruinas de las personas o de las instituciones, porque no pueden defenderse”.
Luego, ya entra en la historia biblica. “La seducción del escándalo en la comunicación lleva justamente a un rincón”, es decir, “destruye” como le sucedió a Nabot que quería sólo ser fiel a la herencia de sus antepasados, no venderla”.
Francisco recuerda que muchas personas son, de hecho, destruidas por una comunicación malvada: “Muchas personas, tantos países destruidos por dictaduras malvadas y calumniosas. Pensemos por ejemplo en las dictaduras del siglo pasado. Pensemos en la persecución a los judíos, por ejemplo. Una comunicación calumniosa, contra los judíos; y terminaban en Auschwitz porque no merecían vivir. Oh, es un horror, pero un horror que sucede hoy: en las pequeñas sociedades, en las personas y en tantos países. El primer paso es apropiarse de la comunicación, y después la destrucción, el juicio, y la muerte”.