Casi la mitad de los habitantes de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires disminuyeron las raciones de comida en el último año, con caídas todavía más fuertes en el segundo cordón del sur y del oeste del conurbano bonaerense. También la mitad de esos ciudadanos tienen alguien de su hogar que perdió el trabajo en los últimos doce meses, con puntos críticos igualmente en el segundo cordón, pero con altos índices en la propia ciudad de Buenos Aires.
En tanto, seis de cada diez personas dice que el sueldo no le alcanza y está en dificultades, a lo que se agrega que una altísima proporción afirma que las dificultades que afronta son muy grandes. Son mayoría también los que cambiaron las marcas que compran y consideran que su situación económica es mala o muy mala. Tampoco creen en una perspectiva: más de la mitad de la gente cree que dentro de un año estará igual o peor.
Así lo precisa el Monitor de Clima Social (MCS) relevado periódicamente por el Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), que integran la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET); la Universidad Nacional Arturo Jauretche y la Universidad Nacional de Hurlingham. El estudio estuvo a cargo del director del CEM, Matías Barroetaveña, y se entrevistaron 1621 personas de toda la ciudad de Buenos Aires y los distritos del conurbano bonaerense.
“Ante esta emergencia social –señala Barroetaveña– es imprescindible una recomposición de salarios, Asignación Universal por Hijo (AUH) y jubilaciones que han sido pulverizados por la inflación y la devaluación con su impacto en el precio de los alimentos”, y que hay que tener en cuenta “que lo peor aún no llegó. El impacto de la devaluación y el ajuste propuestos por el FMI será más profundo en el segundo semestre. No se puede mirar para otro lado, este clima social incuba mayor cantidad de conflicto, por lo que necesitamos más Estado motorizando el crecimiento y el mercado interno, y no menos Estado como nos proponen con el ajuste”.
Sobre la cuestión alimentaria, se destaca que en febrero último un 37 % de todos los consultados afirmó que en su hogar disminuyeron las porciones de comida por razones económicas. Ese porcentaje subió en el último Monitor, el de junio, al 48 %.
Sin embargo, lo más preocupante surge al discriminar esos datos. Según consigna el Monitor, el 64 % de los consultados en el segundo cordón del sur del conurbano dijeron que redujeron las porciones. Se trata de zonas muy populosas como Quilmes, Berazategui, Almirante Brown y Florencio Varela, entre otras. El porcentaje es casi idéntico (62 % dice que redujo porciones) en el segundo cordón de la zona oeste, es decir Moreno, Merlo, La Matanza, entre otros municipios
En el índice de seguridad alimentaria el Monitor también incluye la pregunta sobre si algún integrante de la familia pasó momentos de hambre por razones económicas durante el último año. En esas zonas profundas del conurbano, los que contestaron de manera afirmativa superan el 40 %.
Por otra parte, el 57 % de los encuestados respondieron que están peor económicamente si comparan su situación actual con la de hace un año. Sólo el 14 % afirmó que su situación económica mejoró.
Y cuando se les preguntó a los encuestados si alguien de su hogar perdió el trabajo en el último año, en octubre de 2017 habían contestado que sí el 33 % de los consultados, mientras que en el actual Monitor el 45 % contestó que alguien en su núcleo familiar quedó sin empleo.