Como en las viejas épocas, en unos días más volverá al país una delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI) encabezada por su titular, Christine Lagarde, para comprobar cómo se están haciendo los deberes o, en otras palabras, cómo se empezarán a cumplir las durísimas exigencias que impone el organismo al gobierno, y que recaerán sobre gran parte de la población.
La misión estará en Buenos Aires el fin de semana del 21 y 22 de julio. En lo formal, viene para participar en una reunión del G-20. Pero en realidad, el viaje apuntará a conocer los detalles sobre cómo el país va a poner en marcha el brutal recorte fiscal que el propio ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, calculó en $ 300.000 millones.
En tanto, no se descarta la posibilidad de que los tecnócratas del Fondo mantengan encuentros con referentes de la oposición. El objetivo es sondear la viabilidad política efectiva que puede tener el apoyo del peronismo al plan de ajuste que pondrá en marcha la administración macrista.
Mientras, en la Casa Rosada tienen la ilusión de que Lagarde brinde un nuevo espaldarazo y fortalezca la posición del presidente para negociar con los gobernadores, teniendo en cuenta que las provincias sentirán con crudeza el peso de los recortes.
Pero no todo serán sonrisas, porque más allá de las palabras de compromiso o gestos amistosos para las fotos, en realidad el FMI no deja de experimentar una gran duda sobre cómo reaccionará la sociedad argentina a los ajustes que afectarán todavía más el consumo y el empleo.
Las incertidumbres de los inversores están a la orden del día, porque ponen en duda si el Gobierno está capacitado para llevar adelante el plan de recortes y si, llegado el caso, eso puede complicar una posible reelección de Macri.
Al respecto, los banqueros internacionales reconocen que el presidente enfrenta un dilema difícil de resolver para el 2019: por un lado, si cumple con lo que le pide el FMI, puede perder el apoyo popular para ganar las elecciones. Y, por el otro, si no lo hace, puede venir otra crisis que lo condene a perder la reelección.
Por su parte, Dujovne es categórico: “Se va a cumplir a rajatabla el acuerdo con el FMI”. Asegura que “el presidente tiene las chances intactas para ser reelegido el año que viene”. Y hasta contragolpea : “La división del peronismo asegura la continuidad del presidente después del 2019″.