“Es importante que las Fuerzas Armadas puedan colaborar con la seguridad interior”. Así, en pocas palabras, Mauricio Macri oficializó hoy el nuevo rol que cumplirán los militares. Y más allá de que el presidente aclare que el objetivo será que brinden “apoyo logístico en la zona de frontera así como también interviniendo en eventos de carácter estratégico”, lo cierto es que está abriendo las puertas para el retorno del control social por parte de los uniformados.
Durante un acto que encabezó esta mañana en Campo de Mayo, Macri pidió “avanzar en un debate de la reforma del sistema de defensa nacional, que permita reflexionar sobre el presente y el futuro de las Fuerzas Armadas”.
El presidente confirmó que comenzarán a desplegarse miembros de las FF.AA. para “la custodia de los objetivos estratégicos”, como centrales nucleares y yacimientos de petróleo como Vaca Muerta. En los próximos se enviarán 500 efectivos a zonas de frontera en Salta, Formosa y Misiones, y el objetivo es que lleguen a 5.000 en un año.
Acompañado por el ministro de Defensa, Oscar Aguad, y el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, teniente general Bari del Valle Sosa, Macri destacó que “al mismo tiempo, se agrega el desafío del ciberespacio. Tenemos que garantizar la seguridad de los activos e infraestructura informática críticas del sistema de defensa nacional”.
Lo que queda sobrevolando, es la posibilidad real de que el Ejército a partir de ahora podría incidir en situaciones de conflicto social, lo cual no es dato menor en un contexto en el que las exigencias del FMI de mayor ajuste, sin lugar a dudas van a generar más protestas y marchas a lo largo y ancho del país.
Además, la eventualidad de ataques terroristas es la excusa perfecta a la que recurrirá el Gobierno para que las Fuerzas Armadas vuelvan a participar en acciones dentro del país, a pesar de que está expresamente prohibido.
El decreto 727 de la ex ministra de Defensa, Nilda Garré, que fue firmado por el entonces presidente Néstor Kirchner en 2006, promulgó lo establecido en la Ley de Seguridad Interior y de esta manera anuló la posibilidad de que militares puedan tener incidencia en asuntos internos, que abarcan desde patrullajes en zonas fronterizas, hasta su poder represivo ante conflictos sociales.
Quienes están cerca de Aguad -apodado “el Milico” por sus estrechos vínculos con jerarcas de la última dictadura en su provincia, Córdoba-, aseguran que la proximidad de la reunión del G-20 en Buenos Aires, que convocará a los principales jefes de Estado de todo el mundo en noviembre, aceleró esta decisión.
En las propias Fuerzas Armadas existe preocupación por la capacidad militar para garantizar el control del espacio aéreo y la seguridad de los presidentes y delegaciones extranjeras durante esa cumbre. Es más, frente a las exigencias que demanda ese encuentro, el Gobierno evalúa la compra de lanzadores de misiles de corto alcance. También hubo gestiones con Francia para incorporar cazabombarderos Súper Étendard, además de la provisión de materiales.
1 comentario