Basta de temas nacionales: esa será la premisa de ahora en más para María Eugenia Vidal y de cara a 2019. La gobernadora no pasa un buen momento con el conflicto docente al rojo vivo, la denuncia por los aportantes truchos que no para de ampliarse y el temor a que la justicia la sancione, como responsable máxima del PRO bonaerense, con una inhabilitación para ejercer cargos públicos. Por eso, y tras el timbreo del sábado que evaluó como muy positivo, la mandataria resolvió adelantar los tiempos y lanzarse a la campaña por su reelección en la provincia.
En el entorno de la funcionaria insisten en que aún ni el termómetro de la calle ni las encuestas marcan que haya tenido un impacto demoledor la denuncia por los aportes truchos que atribuyen, por cierto, a una “campaña del kirchnerismo”. Ponen como ejemplo que el sábado, durante su recorrida por la tranquila localidad de Magdalena -evitó esta vez el Conurbano profundo- nadie le preguntó por el tema; tampoco lo hizo nadie en la función del cine donde fue con sus hijos el fin de semana a ver Jurassic Park. Recibió sólo pedidos de fotos y autógrafos.
Aunque minimicen la denuncia, el temor está. Es que la Ley de Financiamiento de Partidos Políticos contempla sanciones a su incumplimiento en el artículo 63. “El presidente y tesorero del partido y los responsables políticos y económico financiero de campaña serán pasibles de inhabilitación de seis (6) meses a diez (10) años, para el ejercicio de sus derechos de elegir y ser elegido”, cuando “no puedan acreditar debidamente el origen y/o destino de los fondos recibidos”. Esto podría recaer directamente sobre Vidal y la tesorera del PRO, María Fernanda Inza, a quien la mandataria echó a cuatro días de haberla nombrado como Contadora General de la Provincia. Inza fue el primer fusible.
En este contexto, junto a su mesa chica definieron que a partir de ahora la mandataria se centrará en temas exclusivamente provinciales y dejará de lado los nacionales que, por cierto, la desgastaron pero que no pudo obviar en estos meses al salir a apuntalar al gobierno de Mauricio Macri. Dejará de hablar de inflación y de ajuste para hacer foco en la gestión provincial: la marcha de la obra pública, la pelea contra las mafias y el narcotráfico, la confrontación con los docentes y en particular con Roberto Baradel, líder del SUTEBA, único gremio que no acató la conciliación obligatoria y no reinició las clases tras las vacaciones de invierno. Con este objetivo, desde ahora y hasta fin de año, Vidal volverá a dar la vuelta a la provincia y planea completar la recorrida por los 135 distritos bonaerenses. Será la antesala de la campaña electoral con la que en 2019 buscará la reelección.
Aunque no quiera, Vidal no podrá sin embargo esquivar el ajuste y deberá aplicar un recorte de 25 mil millones de pesos por el acuerdo que cerró el Presidente con el FMI. Aunque aún restan detalles, se sabe que la Provincia deberá invertir esa plata en cubrir parte de los subsidios al transporte, que hoy son exclusivos de las arcas nacionales, y además se haría cargo de las tarifas sociales de los usuarios de AySA y de las compañías eléctricas Edenor y Edesur.