Cristina Kirchner decidió pasar a la ofensiva: el jueves se hará presente en el Senado, para participar del debate sobre el pedido del juez Claudio Bonadio, que pretende llevar a cabo allanamientos a sus tres propiedades, en el marco de la causa sobre el presunto pago de coimas en obras públicas durante el kirchnerismo.
La ex presidenta confirmó su asistencia, porque en el momento en que se trate la solicitud del magistrado, quiere ser parte de la discusión.
Mientras se desconoce si finalmente Cristina dará el visto bueno para el procedimiento judicial, quienes están cerca de la senadora de Unidad Cidadana aseguran que no está preocupada por el avance de la investigación, que surgió a partir de las fotocopias del ex remisero Oscar Centeno. Para la ex presidenta no deja de ser una causa más, que atribuye a la persecución de la que es objeto por parte de Bonadio.
Precisamente, la furia de CFK apunta contra el senador del Peronismo Federal, Miguel Ángel Pichetto, por considerar que actúa en sintonía con el juez desde el año 2004. “Pichetto lo salvó a Bonadio con lo de la AMIA, y desde ese día juegan de memoria. Nada de lo que haga el juez es desconocido por el senador”, indican cerca de Cristina.
En aquel entonces, el magistrado estaba acusado de paralizar la investigación por presuntas irregularidades en la causa judicial sobre el atentado a la AMIA, oportunidad en la que el Consejo de la Magistratura resolvió que las denuncias contra el juez continúen en la Comisión de Disciplina, encargada de sancionar faltas menores. De este modo, no pasó el caso a Comisión de Acusación, donde se inician los procesos de destitución de los jueces.
Aquella decisión había contado con el apoyo de once consejeros, entre los que estaba Pichetto, a quien el kirchnerismo señala como el responsable de la movida que impidió la acusación a Bonadio.