“Ahora sí, ya podemos ir por todo”, dijo Mauricio Macri a su entorno, apenas explotó la cuestión de los ‘cuadernos truchos’ (en realidad, fotocopias). Y, como no podía ser de otra manera, en la Casa Rosada se instaló la euforia: la mayor parte del mejor equipo de los últimos 50 años se entusiasmó de tal manera, que imaginaron un golpe devastador para Cristina Kirchner y que, de manera automática, se abriría un camino sin obstáculos para la segura reelección de Macri, ya sin la presencia de su principal contendiente, es decir, la ex presidenta.
Sin embargo, algunos desconfían de los alcances que puede llegar a tener la investigación, y no dejan de mirar con atención las complicaciones que les puede generar con los empresarios de la construcción, con el temor de que no pocas de las denuncias puedan transformarse en un ‘boomerang’. De ahí que, con cautela, en los despachos oficiales ya empezaron a diseñar una estrategia que apunta a aprovechar el nuevo escenario.
En lo que sería la línea más dura de Cambiemos, con una aparición más estridente en los medios, se muestran los furiosamente antikirchneristas (o antiperonistas), hablando de un ‘Lava Jato’ argentino, con la esperanza de que caigan Cristina y ex funcionarios K, como empresarios coimeros. “Estamos en paz y disfrutando. Puede caer Iecsa (la ex empresa del Grupo Macri) sin problemas. Acá no hay preocupación”, aseguran.
Es más, imaginan que el escenario inmediato irá abandonando de la agenda pública temas negativos para el oficialismo, como el de los aportantes truchos en la campaña de Cambiemos, y hasta no descartan que, con el soñado desgaste de Cristina, esto les ayudará a justificar el ajuste y la situación económica a partir de la supuesta corrupción pasada.
Incluso, aparecen en este sector quienes aseguran que esta situación “le mostrará a la población el desastre que nos dejaron”, con la idea de que a partir de estas revelaciones “los argentinos finalmente entiendan la situación económica y por qué nos cuesta remontarla”.
Por otro lado está la presencia de otro sector, minoritario, que aparece más cauto a la hora de analizar con cierto grado de desconfianza las derivaciones que puede tener la investigación, y sobre cómo puede terminar salpicando al oficialismo.
De ese entorno no descartan que se esté en presencia de una opereta del senador Miguel Ángel Pichetto y el titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti. Un representante de ese sector comentaba que “el estratega de Lorenzetti puede haber ideado esto para perseguir la corrupción K y pegarle al macrismo, creyendo que así muestra independencia y se vuelve intocable”.
Además, reconocen que “en tiempos de campaña esto tal vez nos hubiera servido, pero ahora, en los próximos días, la gente abandonará esta novela y volverá a sentir los efectos de la situación económica”. Y la preocupación apunta a la posibilidad de que puedan caer créditos a las constructoras y afectar más todavía el plan de obras públicas, teniendo en cuenta que hay muchos empresarios que van a quedar salpicados.
Y al igual que el sector ultra antikirchnerista, tampoco desconocen que los beneficia el impacto que pueda tener sobre Cristina, aunque amplían su mirada: “Ayuda, pero si nosotros no nos enfocarnos en la gestión y en generar un repunte económico para preparar el terreno electoral, va a costar mucho ganar en 2019”.