Por Alfredo Silletta. La imagen de la ex presidenta Cristina Kirchner llegando a Comodoro Py acompañada por Juan Grabois y Eduardo Valdes, dos dirigentes cercanos al Papa Francisco, alteró al poder político-económico-mediático-judicial de este país. Desde la Jefatura de Gabinete a cargo de Marcos Peña, un ministro que odia la figura “populista” del sumo pontífice, no dudaron en afirmar que “después de Cristina vamos a socavar la imagen del Vaticano, tenemos mucho de Bergoglio en la Argentina”.
Hoy, Ricardo Roa, mano derecha de Héctor Magnetto en Clarín, escribió un una nota titulada “A Cristina le falta decir recen por mi”, donde ataca a los dos dirigentes como parte de una organización de “centro derecha peronista” que responde al Papa.
En realidad, más allá de que Francisco esté o no al tanto de la participación de esos dirigentes, es clara y contundente su posición frente al neoliberalismo, en defensa de los gobierno populares, su cuestionamiento a los medios hegemónicos y hacia el “odio” de la derecha de perseguir a dirigentes populares como Lula da Silvia, Rafael Correa y Cristina Kirchner.
Hace un par de semanas, el periodista Horacio Verbistsky escribió sobre el rumor –nunca desmentido- de que el Papa espera que Cristina se presente a las elecciones para terminar con las políticas de hambre que lleva adelante el presidente Macri. El Papa también reveló que esta muy molesto con Cambiemos por llevar la discusión de la legalización del aborto. “Me quiso mojar la oreja porque en enero cuando fui a Chile y Perú no lo recibí”, contó a unos argentinos que lo visitaban.
El enojo del Papa contra Macri no es de ahora, fue del primer día, cuando observo el revanchismo del neoliberalismo en atacar al gobierno de Cristina y comparó a Macri con la revolución liberadora de 1955. “Ustedes son muy jóvenes y no lo han vivido, pero esto que está pasando en la Argentina lo veo como una especie de revanchismo hacia los sectores populares y los trabajadores, como fue en 1955”, dijo Francisco a las pocas semanas de la asunción de Cambiemos.
Francisco tiene una postura clara sobre el neoliberalismo y sus politica de hambre y miseria hacia los sectores populares. Cuestiona duramente al capitalismo financiero mundial y exige “Tierra, techo y trabajo para todos”. “Son derechos sagrados. Hay que luchar por ellos. Que el clamor de los excluidos se escuche en Latinoamérica y en toda la Tierra”, dijo cuando visitó Santa Cruz de la Sierra. En aquel encuentro lanzó casi una proclama de lucha: “Necesitamos un cambio positivo, un cambio que nos haga bien, un cambio redentor. Necesitamos un cambio real. Este sistema ya no se aguanta. Y los más humildes, los explotados, pueden hacer mucho. El futuro de la humanidad está en sus manos”.
Habló de la Patria Grande y afirmó que “ningún poder fáctico o constituido tiene derecho a privar a los países pobres del pleno ejercicio de su soberanía” y lamentó que esto de vida a “nuevas formas de colonialismo que afectan seriamente las posibilidades de paz y de justicia” para rescatar la labor de la política como un servicio.
El Papa está muy enojado con el rol de los medios de comunicación y la justicia en su ataque a los dirigentes populares de América Latina. Hace un par de meses fue contundente. En una misa celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta, el Sumo Pontífice aseguró que “las dictaduras adulteran las comunicaciones” y que “también hoy, en muchos países” se utiliza como “método” antidemocrático “destruir la libre comunicación”.
Allí, no dudo en apuntar hacia Cambiemos, el Grupo Clarín y la Justicia argentina. “Por ejemplo pensemos: existe una ley de los medios, de comunicación, se cancela esa ley; se entrega todo el aparato comunicativo a una empresa, a una sociedad que calumnia, que dice falsedades, debilita la vida democrática. Luego vienen los jueces a juzgar a esta institución debilitada, estas personas destruidas, condenadas, y así va adelante una dictadura. Las dictaduras, todas, han comenzado así, con adulterar la comunicación, para poner a la comunicación en las manos de una persona sin escrúpulos, de un gobierno sin escrúpulos”.
El Papa Francisco sale que la situación económica en el país pende de un hilo de no terminar en un nuevo default, de allí que considera fundamental que el peronismo y en lo posible la ex presidenta, vuelva al gobierno para apagar el incendio del neoliberalismo como sucedió en 2001. Mientras tanto, el gobierno, el poder económico, el judicial se preparan para ir por él, aunque primero necesitan a Cristina presa, como hicieron en Brasil con Lula.