Por Alfredo Silletta. En Wall Street, los Fondos de Inversión le dijeron en la cara a Mario Quintana, el vicejefe y hombre de confianza de Mauricio Macri, que “no le creen” y que hay dudas que Argentina tenga el dinero para abonar los vencimientos de la deuda, por lo cual ya especulan que el país terminará en default. A Nicolás Dujovne le faltarían unos 8.000 mil millones de dólares, por afuera del FMI, que ningún privado quiere prestarle.
La situación económica-financiera en el país es dramática con una brutal caída de la Industria, con cierre de fabricas, tarifas de luz, gas y transporte por las nubes, alimentos cada día más caros, un dólar imparable, tasas del 45% y una inflación que no se detiene. En esta crisis terminal, un economista liberal como Miguel Ángel Broda pide a “Dios que no haya un tercer shock externo” y el escritor y ensayista Jorge Asís anuncia en una entrevista con Alejandro Fantino que “hay quienes creen que esto no llega al final”.
Mientras tanto los medios hegemónicos junto al juez Claudio Bonadio continúan con “el show de los arrepentidos” que en su totalidad apuntan contra Cristina Kirchner para no terminar en la carcel. Eso sí, ninguno habla del verdadero jefe de la patria contratista -el grupo Macri- que desde la dictadura militar hasta ahora manejan las contrataciones. Mauricio es el “ángel puro” que se ríe frente a los industriales y les dice que “si alguno de ustedes se encuentra con un pedido indebido, acudan a mi”.
En esa vergonzosa campaña de los medios hegemónicos para salpicar la imagen de la ex presidenta, cada día mejor en las encuestas, ayer el diario Clarín cuenta algo increíble que no figura en ningún Manuel de Periodismo. En una nota firmada por de Pablo de León relata que un funcionario (no dice quien es), responsable del arribo del matrimonio Macri a la residencia de Olivos en diciembre de 2015, afirma que una mucama le contó: “me tocó hacerle la cama al matrimonio Kirchner. Quise ventilar un poco la habitación y levanté el colchón… y ahí estaba todo lleno de dólares”. O sea, Néstor y Cristina dormían sobre un colchón de dólares. Muy incómodo para las columnas del matrimonio. Es risueño sino fuera que de tanto mentir algo queda.
Es la Argentina que nos toca vivir, muy similar a la Argentina de 1955 cuando le imputaron todo tipo de crimen al general Juan Domingo Perón y a Eva. Se exhibían vestuarios de Evita, supuestas joyas, su ropa interior, medio millar de zapatos de Perón, que se había robado todo el oro del Banco Central y lo peor: que abusaba de niñas por lo cual apareció un libro con esos relatos.
Lo único que falta en este ataque del poder económico-mediático-judicial a la familia Kirchner es que se roben el cadáver de Néstor Kirchner como antes lo hicieron con Evita. Todo puede ser en esta democracia devaluada.