Por Alfredo Silletta. Como el tango, el presidente Macri “esta desorientado y no sabe que trole hay que tomar para seguir”. La crisis económica con altas tasas de interés, con una inflación que terminará en más de 35 puntos este año, con una deuda externa cada día más impagable, un ajuste económico que terminará destrozando las economías provinciales y un desempleo que crece mes a mes. Sin olvidarnos de los brutales aumentos de las tarifas de luz, gas y transporte y alimentos que la gente no puede comprar.
En esa crisis, sin solución la gobernadora María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta se reunieron con el presidente para pedirle cambios profundos en el gabinete y un acuerdo con el peronismo de los gobernadores. Entre los cambios estaba Marcos Peña y los vicejefes Mario Quintana y Gustavo Lopetegui
El presidente enfureció con la propuesta. De ninguna manera iba a tocar a Peña y mucho menos negociar con el peronismo. El presidente respondió enviando a Mario Quintana a negociar con los inversores a Wall Street, dejando a Nicolás Dujovne pedaleando ya que el ministro de Finanzas tiene un fuerte enfrentamiento con Quintana.
La gobernadora está muy molesta con Peña, a quien le atribuye que convenció al presidente de mandarla al frente con el tema de los aportantes truchos en la provincia. Ayer en Mar del Plata, Vidal volvió a insistir que “la gente la está pasando mal, a mi me preocupa la inflación, que cada bonaerense pueda llegar a fin de mes”, como si ella no fuera parte del gobierno de Mauricio Macri. Luego agregó para que no queden dudas: “Me preocupa sobre todo el impacto que la inflación tiene en los alimentos y las tarifas”. El presidente y Dujovne se habrán acordado de su madre.
La debacle de Cambiemos, más allá que los medios hegemónicos sólo hablan de las coimas de los cuadernos, es el bolsillo de los argentinos. Nadie lo dice pero este año el gobierno se rifó en sólo ocho meses un total de 28.000 millones de dólares de reservas del Banco Central. La sangría de divisas da un promedio de 217 millones de dólares por día, pero de esto no hablan los medios hegemónicos.
Si el presidente fuera alguien que lee podría recordar al genial Gabriel García Márquez cuando en El General en su Laberinto afirma “estoy a merced de un destino que no es el mío”.
Macri en su propio laberinto, con aliados que ya no creen en él y los argentinos cada día peor.