Trabajadores del Astillero Río Santiago fueron ferozmente reprimidos hoy cuando se movilizaban por el centro de La Plata, hacia la Gobernación, en defensa de sus puestos de trabajo y frente a la posible “privatización” y “vaciamiento” de la empresa naviera estatal. Hay al menos cuatro heridos y cinco detenidos.
Los trabajadores habían concentrado en la intersección de las calles 7 y 50, para luego avanzar en una columna de al menos tres cuadras hasta la Casa de Gobierno. La Policía intentó dispersarlos con chorros hidrantes y los manifestantes respondieron con piedrazos.
Tras ese episodio, comenzó una batalla campal en la Plaza San Martín con balas de goma y gases lacrimógenos, que luego siguió sobre Avenida 7 en pleno centro de la Ciudad.
Precisamente, en el microcentro platense, no menos de dos centenares de policías, pertrechados como para ir a una guerra, no dejaban de lanzar gases sobre los trabajadores. La actitud amenazante y fuertemente intimidatoria de los efectivos, no hacía más que enardecer los ánimos, no sólo de los manifestantes, sino de ocasionales transeúntes que pasaban por el lugar.
La gente no daba crédito de la ferocidad con que los policías, enardecidos y con un comportamiento digno de las épocas de la dictadura, seguían disparando sobre la multitud, que sólo atinaba a correr ante los efectos nocivos de los gases que se esparcían en el ambiente.
En determinado momento, y de manera espontánea, la gente que se ubicaba detrás de los cordones policiales comenzó a insultar a los uniformados, y no faltaron quienes, indignados con ese proceder, les pedían a los gritos que frenaran con la represión. “¿No se dan cuenta que son trabajadores que están reclamando? ¿Cómo puede ser que los ataquen de esta manera salvaje? ¿Acaso ustedes no forman parte del pueblo”, eran algunas de las preguntas que les hacían a los efectivos quienes no sólo parecían burlarse, sino que, alterados por recibir insultos, no encontraron mejor alternativa que arrojar gases sobre quienes los agredían verbalmente.