Desde ayer, Carlos Rosenkrantz es el nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia. Y de esta manera, no sólo está alegre Elisa Carrió, sino que los Ceos de las grandes corporaciones no pueden disimular su entusiasmo, al igual que la familia Macri y no pocos miembros del gobierno, quienes con el reemplazante de Ricardo Lorenzetti respiran con alivio, al saber que, sin lugar a dudas, tendrán garantizada su impunidad por los próximos años, ante la alternativa de que puedan avanzar causas sensibles que peligrosamente se acerquen a figuras del poder.
Un dato no menor, precisamente: Rosenkrantz es quien ahora ocupa el cuarto y último escalón en la línea sucesoria del presidente de la Nación. Así, el ex abogado del grupo Clarín ocupa un sitial inimaginable hasta no hace mucho tiempo atrás.
Las presiones de Farmacity para desembarcar en la provincia de Buenos Aires, el Correo Gate o la posible llegada al máximo tribunal de la ‘causa de los cuadernos’ (que empiezan a apuntar a la familia presidencial) no significarían un peligro inminente, porque el flamante titular de la Corte no dejará de ser el representante del establishment y de las grandes empresas.
Después de todo, Rosenkrantz fue uno de los dos elegidos por Mauricio Macri -junto a Horacio Rosatti- para el tribunal. Tanto, que violando todas las normas institucionales, intentó nombrarlos por decreto apenas asumió, aunque por el rechazo que recibió esa medida, finalmente debió intervenir el Senado.
Y algo más: fue él quien impulsó la aplicación del dos por uno a secuestradores, torturadores y asesinos de la última dictadura militar y que, a raíz del repudio generalizado que provocó esa iniciativa, no hubo más remedio que dejarla de lado.
Quienes lo conocen, anticipan que el nuevo presidente del máximo tribunal de Justicia imprimirá a su gestión un rol menos personalista y con un perfil más bajo que Lorenzetti, y con menor contacto con los poderosos jueces federales de los tribunales de Comodoro Py. Dicen que pondrá el foco en el rol jurídico de la Corte, y que también reducirá el “corporativismo” dentro del Poder Judicial, con la idea de tener menos injerencia, más allá de sus fallos, en los tribunales inferiores.
Mauricio Macri lo dijo con todas las letras: “No habrá justicia macrista”. Fue al asumir como presidente, en diciembre de 2015. Sin embargo, y muy lejos de aquella consigna, los hechos vienen demostrando exactamente lo contrario. Por eso mismo, Rosenkrantz al frente de la Corte, sin lugar a dudas se convierte en la frutilla de la torta que corona con éxito la avanzada del actual gobierno sobre el Poder Judicial.