Por Alfredo Silletta. Entre Tribunales y la Casa Rosada, varios constitucionalistas estudian la posibilidad de “obligarlo a renunciar” al presidente Mauricio Macri para que asuma la presidencia Ricardo Lorenzetti. En el Poder Económico, incluido algunos directivos del FMI, consideran que el país entre en cesación de pagos, con un riesgo país superando los 800 puntos y con un país frenado, con cierre de fábricas, sin consumo y una inflación cercana a los 50 puntos.
El Poder Económico ya negocia con legisladores de Cambiemos y del Peronismo Federal para buscar una salida al presidente Macri. Ayer el diario Clarín publicó una nota de editor Fernando González donde expresó “Argentina es una picadora de carne que ha sometido hasta el agotamiento a presidentes de todo origen político. Macri debe superar antes que nada el riesgo Macri para convertirse en el primer presidente no peronista que termine su mandato completo”. Luego agrega, que si el presidente llega indemne hasta ese puerto, tal vez esté en condiciones de intentar la aventura todavía lejana de una segunda oportunidad”.
El Poder Económico considera que es mucho esperar hasta octubre del año próximo con un país incendiado y con las acciones de las empresas cayendo todos los días en Wall Street. A esa preocupación se le suma la posibilidad concreta que gane la ex presidenta Cristina Kirchner en octubre y el regreso del “populismo”
Lorenzetti empezó a demostrar por esos días que no perdona al presidente que le hizo la zancadilla de sacarlo de la presidencia para poner a Rosenkrantz. En menos de dos meses, el actual presidente quedó en soledad y sin el más mínimo poder. Ya no tiene autorización para nombrar ni a un cafetero.
Para muchos lectores esa situación del entregarle el poder a la Corte no es nuevo en la Argentina. En 1945, más exactamente entre septiembre y octubre de ese año, se produjo una crisis importante en el gobierno militar. Por un lado los sectores liberales presionaban al gobierno militar a que deje el gobierno y paralelamente la imagen de Juan Domingo Perón crecía con el apoyo de los sindicatos y los trabajadores. Los grandes medios pedían “todo el poder a la Corte”. El 9 de octubre detienen a Perón y desde el gobierno militar negocian con Juan Álvarez, el procurador General de la Nación, que arme un gabinete de salvación. Álvarez empieza a llamar sus amigos para ofrecerle cargos: Tomas Amadeo, Alberto Hueyo, Isidoro Ruiz Moreno, Jorge Figueroa Alcorta y Antonio Vaquer, todos perteneciendo al establishment.
Claro no sabían que el 17 de octubre el subsuelo de la Patria saldría de las fábricas para pedir por la liberación del coronel Perón. La historia cambio para siempre. Dos años después, con Perón en la presidencia, se produjo el juicio político de todos los miembros de la Corte y del Procurador. Todos quedaron en la calle, las masas estaban a cargo del país.
Volviendo a 2018, mientras el Poder Económico y el Poder Judicial piensan en cómo continuar en el gobierno, el pueblo argentino hace silencio. Quizás sea bueno recordar a Carlos Marx en El 18 Brumario, cuando decía que las revoluciones son como un topo. El topo de la Historia, que a veces desaparece, porque el topo va por debajo de la tierra. Pero nunca aparece para atrás, siempre va para adelante.
1 comentario
Esto es un mamarracho , hay otros mecanismos institucionales y llamar a elecciones ya , dan asco peronismo federal incluído , manga de ineptos ,saqueadores insensibles mirándose solo el ombligo sin pasar una puta necesidad , por eso CFK es indispensable y ya