Después de no pocas idas y vueltas, finalmente el ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, confirmó hoy que se presentará como candidato a intendente de La Matanza por Cambiemos en las elecciones de octubre.
Sin lugar a dudas se trata de una jugada arriesgada para el oficialismo, porque más allá del sueño del funcionario en cuanto a “liberar” a ese distrito -un bastión histórico del peronismo-, tendrá que competir en el territorio donde mejor mide Cristina Kirchner, y que tiene como referente a la intendenta Verónica Magario, y al diputado y ex,presidente del PJ a nivel provincial, Fernando Espinoza.
Además, la intendenta es una de las figuras más fuertes del partido y también viene sonando como posible candidata a gobernadora. De hecho, en las últimas horas Magario sacó a relucir su poder y salió a marcar la cancha, al afirmar que la persona que compita contra María Eugenia Vidal iba a ser elegida por los intendentes, en un mensaje a Axel Kicillof y a los operadores del cristinismo.
Cerca del ministro reconocen que el anuncio viene acompañado por la confirmación de que se destinarán más que considerables cifras millonarias para apuntalar la campaña, con la mirada puesta en que una victoria en ese distrito, sin lugar a dudas representaría asestar un duro golpe en el corazón del kirchnerismo.
De todas maneras, y en voz baja, en Cambiemos admiten que un triunfo de Finocchiaro en La Matanza, más que una proeza sería un milagro, teniendo en cuenta que hasta ahora venía sosteniendo poca disponibilidad en cuanto a tener más presencia en las calles y barrios de ese partido, considerando que veía imposible triunfar en ese bastión del peronismo.
Lo cierto es que a los temores del ministro por lo que pueda ser su desempeño a la hora del voto, se suma una grave denuncia contra el funcionario, por un presunto ataque sexual que lo habría tenido como protagonista cuando tenía 18 años, en perjuicio de una menor de 13.
“El actual ministro de Educación me violó. Tenía un cómplice. Me llevaron engañada a una propiedad. Él era vecino mío, íbamos todos al mismo colegio. Yo tenía confianza en ellos, los conocía del barrio de chiquita. Uno me tenía y el otro, Alejandro Finocchiaro, abusó de mí”, reveló la denunciante Dalia Esther Fernández meses atrás, sin encontrar eco en los grandes medios de comunicación.
Al confirmar su candidatura, el funcionario destacó: “Yo soy de La Matanza, donde ha trascurrido la mayor parte de mi vida. Hace mucho tiempo que trabajamos allí con un montón de gente y yo entiendo que hoy hay un consenso muy fuerte para que sea yo quien represente la voz de las personas que viven en La Matanza y quieren dejar de vivir de la manera indigna en la que viven”.
Antes de esta aceptación a regañadientes de Finocchiaro, desde Cambiemos varias veces tentaron al ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, que es el oficialista que más mide en el distrito, pero no manifestó ninguna intención de ser candidato, al punto que evita visitar La Matanza.
Y otro nombre que sonó en algún momento fue el de ‘Toty’ Flores, que maneja la Coalición Cívica en ese distrito. “No tiene militantes, sólo lo conocen por la tele”, lo fulmina un sector del PRO y expone las internas.
Lo que refleja esta danza de nombres es que en tres años de ocupar el poder de la Nación y la Provincia, Cambiemos no supo darse una estrategia coherente en un distrito crítico para su supervivencia política.