“Reconozco que la dificultad existe. Yo sé lo que es la angustia de no llegar a fin de mes y sé lo que sufre la gente. Pero también ando por la calle, escucho lo que la gente me dice y sé que el debate en la Argentina es otro”. De esta manera, Gabriela Michetti intenta transmitir que lo que definirá la elección de octubre no serán los precios en las góndolas ni la inflación, sino la necesidad de avanzar en la transformación.
Al respecto, la vicepresidenta sostiene que cuando llegue el momento de votar, “en el fondo y después de todas las dudas, preguntas y desencantos, prevalecerá la institucionalidad y la transformación que nos permitirán, al fin, tener una buena economía, inversiones y crecimiento”.
Entrevistada por el diario La Nación, y mientras se encuentra en Madrid, Michetti asegura que en el país europeo “todos nos dijeron lo mismo, fue casi un calco: que nos apoyan, pero que están inquietos de que la dificultad económica justo en este año electoral haga que no podamos volver a ganar”, reflejando así el ya indisimulable temor de que Cambiemos sufra una derrota en los comicios.
Eso sí, se encarga de aclarar que “no hay atajos. No haremos populismo por estar en un año electoral “, mientras hace un llamado para que no se deje solo al Gobierno: “La transformación tiene que ser un trabajo de todos, sobre todo de los académicos, intelectuales y hacedores de opinión, que bien saben que lo que la Argentina necesita es mejorar su institucionalidad”.
Michetti reconoce que la de octubre “será un elección muy desafiante. Es un momento más difícil de lo que esperábamos. Pero estoy convencida de que en el momento decisivo la gente entenderá que no queda más que seguir adelante. Que no puede volver para atrás”.
Y para no transmitir una idea derrotista, la vicepresidente estima que Mauricio Macri ganará las elecciones, a pesar de que “será más reñido”, y recuerda que, “al igual que en 2014, cuando la gente salió masivamente a la calle, esto es más que un reclamo económico. La gente quiere cambio y Cambiemos es la fuerza que mejor interpreta eso. No hay atajos. Aun con desencanto y desesperación, creo que la ficha que caerá será la del esfuerzo realizado y la necesidad de continuar en ese camino”.
Agrega que “no es un momento para decir ganamos y ya está. No hay que perder un segundo. Lo que necesitamos es que los hacedores de opinión, los intelectuales y la dirigencia, que saben que este es el camino, no nos dejen solos. Que acompañen al Gobierno. Porque solos no podemos hacer la transformación. No es un momento para estar tranquilos, sino para tener convicción”.
Hacia el final, y en una especie de mea culpa, Michetti señala: “Viendo la historia reciente, tal vez fuimos demasiado ambiciosos al plantearnos que podríamos dar vuelta en dos años una historia de décadas de fracaso económico. Y por eso diría que fuimos demasiado entusiastas”.