María Eugenia Vidal anticipa que si Mauricio Macri y ella vuelven a triunfar en las elecciones de octubre, “el cambio va a ser de verdad esta vez, y no será por el atajo”, por lo que “si los argentinos comparten la profundidad del cambio, en 2019 hay oportunidad para Cambiemos porque el cambio económico cuando asumimos hace tres años era mucho más profundo, mucho más duro y más difícil de lo que imaginábamos, pero también por eso vale la pena transitarlo”.
Para la gobernadora bonaerense, “ahora se acerca una mejor etapa, porque si la gente nos acompaña y vuelve a votarnos, un segundo mandato es una enorme oportunidad de grandeza”, por lo que “cuando uno sabe que después de los cuatro próximos años en el poder como presidente Mauricio se va a despedir de la política en un cargo tan relevante, tiene una oportunidad de grandeza que el resto de los ex presidentes no aprovecharon, y que él puede aprovechar”.
Durante una extensa entrevista al diario Perfil, Vidal disparó sus dardos contra el kirchnerismo, y cuando se le preguntó a qué atribuía que después de derrotas electorales y causas judiciales, Cristina Kirchner siga teniendo una intención de voto alta, respondió que “la grieta ha contribuido para eso. Porque nos pesa más la necesidad de tener razón que la realidad. Hay un 30% o un 25% de los argentinos a los que no les importa lo que digan o lo que suceda”.
Agregó que “asumieron que Cristina no es responsable de los hechos que se le imputan, y eso tiene que ver con la grieta. Tiene que ver con la capacidad de poder ver los defectos en el otro por asumir una postura monolítica. Eso pasa en nuestro país”.
Según la mandataria provincial, “no creo que los valores se cambien por la economía. Cualquiera que tome la decisión de votar a alguien que está imputado y procesado a ese nivel de causas de corrupción, o cree que es inocente o vota sabiendo que es corrupto, no puede echarle la culpa a la economía. Tiene que hacerse cargo de su decisión. Porque, entonces, si la economía funcionara bien y Macri fuera corrupto, estaría bien votarlo”.
Consideró que “el voto de 2015 no fue un voto económico, más allá de que muchos quieren hacer creer que fue por los discursos de Mauricio sobre la inflación. La gente votó por el fin de un ciclo que la agobiaba. Un ciclo autoritario, que le decía cómo pensar, que bajaba línea en las escuelas, que iba hacia un modelo más parecido al de Venezuela que al de Chile”.
Algunos de los tramos importantes de la entrevista a Vidal:
– Es subestimar a la gente pensar que vota por lo que pasa en los tres meses antes de la elección. El voto es una construcción de mucho tiempo.
– Hay un liderazgo natural de Mauricio Macri y todavía no apareció dentro de Cambiemos una figura para constituir una interna. La provincia de Buenos Aires es un muy buen ejemplo de eso con el radicalismo y con la Coalición Cívica. No quiere decir que no vaya a surgir esa persona, pero por ahora no surgió y nuestros socios no lo plantearon tampoco.
– ¿A qué atribuís que vos tengas el 10% más de imagen positiva que el Presidente?: Las encuestas siempre son una foto. Pero aun cuando eso se consolidara en el tiempo, el rol del gobernador, contrariamente a lo que algunos ex gobernadores pretendieron instalar, es infinitamente menos trabajoso que el del presidente. El presidente toma decisiones sobre política exterior y economía, y esas decisiones condicionan la realidad de cualquier provincia. Esto es así. Y creo que a Mauricio le ha tocado tomar las decisiones más duras, sobre todo en un esquema donde todavía las decisiones de tarifas de servicios públicos eran nacionales”.
– Hemos tenido un 2018 muy duro. En la provincia, dos tercios de las familias viven en el Conurbano, que debe ser de las zonas más afectadas del país en su economía, en sus pymes. A diferencia del interior, que ahora con la cosecha fina de trigo y la gruesa de maíz está empezando a tener cierta reactivación. A mí no me lo cuenta nadie porque lo vivo en la provincia de Buenos Aires. Pero eso no es el resultado de un gobierno de tres años, más allá de las decisiones puntuales sobre economía que se tomaron en los últimos tres años, sino que es el resultado de muchos años, incluso más allá del gobierno kirchnerista.
– A ningún presidente se le hubiera hecho fácil. De eso no tengo duda. Desde el punto en el que arrancamos, en un país que todavía tenía default, cepo cambiario, con una inflación reprimida. Ni hablar de que no podíamos discutir cuál era la inflación ni cuál era la pobreza porque el Indec estaba destruido.
– Sobre las amenazas que denunció en su primer año de gestión, dijo que “decidí hace varios años no darlas más a conocer. Primero, por razones personales, porque si se hacían públicas, todo mi entorno personal la pasaba muy mal. Y por otro lado, me parecía que era ser funcional a quienes amenazaban. Yo no me victimizo con esta situación”.
– Respecto al hecho de vivir con sus hijos en una base militar, sostuvo que “Algunos cuestionan eso. Yo no vi otra solución. Vivía en una casa de barrio, lo que era imposible por cuestiones de seguridad. Me podría haber mudado a La Plata, a la residencia oficial, pero tenía que ser en Morón porque no quería que mis hijos cambiaran de escuela. Habían sido muchos cambios en un año. Yo había asumido un cargo como este. Su papá había sido electo intendente. Nos habíamos separado. Y, además, cambiarles sus amigos, la escuela, el lugar donde ellos eran ellos mismos, más allá de quiénes eran su mamá o su papá. Así que tenía que ser en Morón, que tiene dos bases aéreas, lo que no es común en un distrito de la Provincia”.
– Hay un cargo peor que el mío, y que va después del de presidente, y es el de ser el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Tuve un gran equipo ahí, y lo tengo aún con Cristian Ritondo a la cabeza. Es un lugar mucho más difícil que el del gobernador, por el nivel de tensión. Lo más difícil que me ha tocado hacer como gobernadora es recibir a los familiares de víctimas de la inseguridad. Pero si sacáramos eso, sin duda gobernar la provincia de Buenos Aires debe ser de las tareas más difíciles que tiene la Argentina.
– Afortunadamente no me desvela el poder, y esa es una enorme ventaja, porque podría ser igual de feliz haciendo algo bueno en un lugar mucho más chico. Ser gobernadora o presidenta no me define como persona. No define el amor de las personas que están cerca. No me siento predestinada. Más bien me siento una herramienta.
1 comentario
Antes era de mentira, no???????