Por Alfredo Silletta. Como en el viejo cuento de El Rey está desnudo, Roberto Lavagna ya sabe que su sueño de ser presidente murió antes de haber nacido y en las próximas semanas anunciará qué se bajará de la carrera presidencial. Sabe qué, más allá del apoyo del poder económico local y los medios hegemónicos, la sociedad ya no compra salvadores.
El ex ministro de Economía, además cometió errores gruesos que lo dejaron fuera de competencia. Leyó mal al kirchnerismo, a Alternativa Federal y al radicalismo.
En primer lugar, cuestionó a la ex presidenta Cristina Kirchner considerándola la responsable de la grave situación que el mismo presidente Mauricio Macri acrecentó. En difícil ser candidato de la oposición cuando te pones en contra a la actual senadora que cuenta con el 35% de apoyo.
Paralelamente se enfrentó a los integrantes de Alternativa Federal, especialmente con Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey a quienes les negó las PASO. La Consigna “síganme, no los voy a defraudar” es demasiado vieja y tanto el tigrense como el salteño consideran que los 6 u 8 puntos que tienen son propios, cuando Lavagna tampoco salió de esos números.
En sus nervios, Lavagna atacó a Massa por “acercarse” al kirchnerismo y pensar sólo en el peronismo. Massa le contó a un grupo de intendentes peronistas hace unos días que “Lavagna se cae en 30 días, luego de eso, voy a negociar con Cristina”. La idea del tigrense es que la ex presidenta se baja de la contienda y eso le permitiría jugar las PASO frente a Rossi, Scioli y Solá. Kicillof sería el candidato a gobernador del peronismo en la provincia de Buenos Aires. Algún intendente le recordó que en 2017 también decía que CFK no jugaba y la pifió.
El tercer error fue creer que el radicalismo rompería con el presidente Macri y sellaría una alianza con él. Se equivocó, los radicales seguirán en Cambiemos y agarrarán la vicepresidencia y algunos nuevos cargos legislativos y hasta algún nuevo ministerio.
Hoy, Roberto Lavagna sólo le queda una alianza con el socialismo de Santa Fe, con Margarita Stolbizer y no mucho más. Sin estructura es muy complicado hacer política. De allí que Marcelo Tinelli agradeció, pero esquivo la posibilidad de pelear la gobernación de Buenos Aires. Hasta Eduardo Duhalde lo dejó solo por no aceptar ir a internas en Alternativa Federal.
No se puede ser el candidato de consenso y cuestionar al kirchnerismo, al peronismo, a los que integran Alternativa Federal o decir que hay que aprobar una ley de flexibilización laboral y ponerte en contra todos los gremios.
Lavagna se considera ‘el inmaculado’ y no quiere negociar con nadie. Como dice el dicho popular cuando se buscan pepitas de oro en los ríos de montaña se las encuentra con el barro. No hay procesos puros, en todos hay impurezas, pero lo importante al final es el oro.
Cristina Kirchner lo sabe y por eso trabaja en la unidad de toda la oposición y cuando es necesario baja sus candidatos como sucedió recientemente en Córdoba.