El presidente Mauricio Macri no tuvo una buena Semana Santa, más allá que prefirió tomarse unos días en Córdoba. Desde Wall Street, los mercados lo apretaron con el riesgo país a 850 puntos y la caída de las acciones de las empresas argentinas hasta el 8%, con la consigna que renuncie a su reelección y la ponga a la gobernadora María Eugenia Vidal. “Hoy el presidente no gana ni en primera ni en segunda vuelta, no entiende qué tiene que dar un paso al costado y apostar por su delfín”, afirma un inversionista de Manhattan y se pregunta en voz alta: “¿Quiere que vuelva Cristina?”
En los encuentros que tuvo Nicolás Dujovne se escuchó la misma pregunta: ¿y si a Mauricio Macri no le alcanza para ganar, por qué la candidata no es María Eugenia Vidal?
Desde la Argentina, tres economistas del establishmenthan realizado declaraciones durísimas contra la política económica del presidente. El economista Juan Carlos de Pablo publicó un articulo en La Nación bajo el titulo¿Se viene otro corralito y otro default en la Argentina?Y aunque en la nota intenta decir que todavía estamos lejos no descarta que suceda. Mucho más contundente fue el economista y ex presidente de la Universidad CEMA, Carlos Rodríguez, quien no duda en afirmar que “antes de las elecciones se le viene un plan Bonex”. El economista consideró que el congelamiento de precios anunciado por el gobierno es “una maniobra típica de un gobierno radical, Cambiemos es el tercer gobierno radical”. Desde su perspectiva, el PRO y la UCR “se parecen en que son inútiles”.
Por su parte el economista Ricardo López Murphy, señaló que “el acuerdo de precios no sirve de nada, es muy primitivo hacer algo así”. López Murphy sostuvo que “el aumento del riesgo país es una muy mala noticia porque marca la reacción negativa que tuvieron los mercados a los anuncios”. Luego agregó: “el Gobierno sale con estas cosas de maquillaje que no sirven para nada. Son demandas de la sociedad, pero no es lo que hay que hacer”.
Al presidente lo aprietan desde Wall Street y desde la Argentina. Mientras tanto, los argentinos sufren una inflación desmadrada, con tarifas de gas, luz y transporte por las nubes, tasas que superan el 70 por ciento, sueldos a la baja, desocupación y los alimentos cada día más caro.