La gobernadora María Eugenia Vidal soñaba con ser la protagonista por los festejos de los 100 años del nacimiento de Eva Perón en Los Toldos, territorio del radical Franco Flexas, con la excusa de reinaugurar obras de refacción en el museo, pero el peronismo le copó la parada.
Desde el PJ bonaerense decidieron adelantarse y empezar una vigilia en la plaza central durante el día. Habrá shows musical con Teresa Parodi y Nacha Guevara entre otros y la presencia de dirigentes nacionales y de la provincia. Algunos sueñan que pase por el lugar Cristina Kirchner a saludar pero probablemente solo envíe un video con algún recuerdo hacia Evita.
Merece destacarse que durante el año 2012, el gobierno de Daniel Scioli ordenó que se refacciona y ampliara el histórico museo radicado en la casa natal de Evita, calle Francia 1021. Para ello se expropiaron terrenos lindantes y se planificó la construcción de un complejo que contendría un salón auditorio, una biblioteca, oficinas y un patio con espacio para actividades. También se restauraría el bar de la esquina de esa cuadra para integrarlo al complejo. La obra comenzó en 2013 y no llego a terminarse en diciembre de 2015. El intendente de Cambiemos, ganador en octubre de ese año, decidió pedirle a la Provincia que se lo pase a su gestión y finalmente se terminaron las obras planificadas.
Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de Eva Perón. Qué mejor que terminar esta crónica con el maravilloso poema de María Elena Walsh, una mujer que no simpatizaba con el peronismo pero que no pudo con el influjo de Eva:
I
Calle Florida, túnel de flores podridas.
Y el pobrerío se quedó sin madre
llorando entre faroles sin crespones.
Llorando en cueros, para siempre, solos.
Sombríos machos de corbata negra
sufrían rencorosos por decreto
y el órgano por Radio del Estado
hizo durar a Dios un mes o dos.
Buenos Aires de niebla y de silencio.
El Barrio Norte tras las celosías
encargaba a París rayos de sol.
La cola interminable para verla
y los que maldecían por si acaso
no vayan esos cabecitas negras
a bienaventurar a una cualquiera.
Flores podridas para Cleopatra.
Y los grasitas con el corazón rajado,
rajado en serio. Huérfanos. Silencio.
Calles de invierno donde nadie pregona
El Líder, Democracia, La Razón.
Y Antonio Tormo calla “amémonos”.
Un vendaval de luto obligatorio.
Escarapelas con coágulos negros.
El siglo nunca vio muerte más muerte.
Pobrecitos rubíes, esmeraldas,
visones ofrendados por el pueblo,
sandalias de oro, sedas virreinales,
vacías, arrumbadas en la noche.
Y el odio entre paréntesis, rumiando
venganza en sótanos y con picana.
Y el amor y el dolor que eran de veras
gimiendo en el cordón de la vereda.
Lágrimas enjuagadas con harapos,
Madrecita de los Desamparados.
Silencio, que hasta el tango se murió.
Orden de arriba y lagrimas de abajo.
En plena juventud. No somos nada.
No somos nada más que un gran castigo.
Se pintó la República de negro
mientras te maquillaban y enlodaban.
En los altares populares, santa.
Hiena de hielo para los gorilas
pero eso sí, solísima en la muerte.
Y el pueblo que lloraba para siempre
sin prever tu atroz peregrinaje.
Con mis ojos la vi, no me vendieron
esta leyenda, ni me la robaron.
Días de julio del 52
¿Qué importa donde estaba yo?
II
No descanses en paz, alza los brazos
no para el día del renunciamiento
sino para juntarte a las mujeres
con tu bandera redentora
lavada en pólvora, resucitando.
No sé quién fuiste, pero te jugaste.
Torciste el Riachuelo a Plaza de Mayo,
metiste a las mujeres en la historia
de prepo, arrebatando los micrófonos,
repartiendo venganzas y limosnas.
Bruta como un diamante en un chiquero
¿Quién va a tirarte la última piedra?
Quizás un día nos juntemos
para invocar tu insólito coraje.
Todas, las contreras, las idólatras,
las madres incesantes, las rameras,
las que te amaron, las que te maldijeron,
las que obedientes tiran hijos
a la basura de la guerra, todas
las que ahora en el mundo fraternizan
sublevándose contra la aniquilación.
Cuando los buitres te dejen tranquila
y huyas de las estampas y el ultraje
empezaremos a saber quién fuiste.
Con látigo y sumisa, pasiva y compasiva,
única reina que tuvimos, loca
que arrebató el poder a los soldados.
Cuando juntas las reas y las monjas
y las violadas en los teleteatros
y las que callan pero no consienten
arrebatemos la liberación
para no naufragar en espejitos
ni bañarnos para los ejecutivos.
Cuando hagamos escándalo y justicia
el tiempo habrá pasado en limpio
tu prepotencia y tu martirio, hermana.
Tener agallas, como vos tuviste,
fanática, leal, desenfrenada
en el candor de la beneficencia
pero la única que se dio el lujo
de coronarse por los sumergidos.
Agallas para hacer de nuevo el mundo.
Tener agallas para gritar basta
aunque nos amordacen con cañones.
1 comentario
Nunca había visto una foto de la casa natal de Evita. Qué emoción.
Los que nacen y viven en casas como esa son la esperanza de la Argentina.
Los que los odian porque son pobres y odian a Cristina porque ha hecho algo por ellos nos avergüenzan y merecen todo nuestro desprecio.