Por Alfredo Silletta. Nueva York es una ciudad mágica. Sus calles, barrios, puentes, edificios enormes y el maravilloso Central Park. Todo eso tiene Nueva York y mucho más pero algo la diferencia de las demás ciudades: sus clubes de jazz. Pequeños sótanos donde un grupo de personas se juntan para escuchar a los grandes músicos de la escena neoyorquina y mundial. Todo músico de jazz, consagrado o no, quiere tocar en ese pequeños rincones que nacieron por los años ‘30 y que hoy siguen teniendo la misma magia.
En un reciente viaje disfrute de dos grandes shows. El primero con el quinteto de Billy Harper en Smoke Jazz Club y luego el trío del gran Mark Soskin en Mezzrow Jazz Club.
Harper, con sus 76 años, sigue siendo uno de los grandes del saxo tenor. Ha tocado con grandes músicos como Thad Jones, Max Roach, Elvin Jones, Art Blakey y Randy Weston, con quien estuvo en la Argentina. Tiene un estilo algo coltraniano pero menos intenso, con una forma áspera al tocar su instrumento. Tiene, también como Coltrane, una sonoridad espiritual en su música. Su quinteto en Smoke fue acompañado por trompetista Freddie Hendrix, Hwansu Kang en bajo, Aaron Scott en batería y Francesca Tanksley en piano (originalmente estaba previsto George Cables). Gran noche con un Harper y Hendrix brillantes.
La segunda noche fue ir Mezzrow Jazz Club, un club de jazz que no conocía, ubicado en Village Greenwich donde hay otros clubes como Smalls y Village Vanguard. Esa noche escuche al fantástico trío del pianista Mark Soskin, acompañado por Jay Anderson en bajo y Adam Nussbaum en batería. Soskin ha tocado con grandes como Joe Henderson, Billy Cobham y Sonny Rollins.
Un pianista y compositor extraordinario que en los últimos años esta dejando dos discos exquisitos en Steeplechase: Upper West Side Storiesy Hearts and Minds.
Fue una noche mágica, escucharlos fue fantástico y quedará en mis oídos durante muchos años. Daban ganas que no terminara nunca. Al final, en una breve charla y al enterarse que éramos argentinos – estaba con mi hijo Gabriel- nos recordó que en el año 2000 acompañó al gran Gato Barbieri a un concierto en Rosario, emocionándose al recordar aquel viaje donde conoció la tierra del Gato.
Fragmento de Billy Harper
Fragmento de Mark Soskin