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La Plata
6 febrero, 2025
PAÍS

El procesamiento de Daniel Santoro genera que salga a la luz una patética defensa corporativa

Daniel Santoro fue procesado, sin prisión preventiva, por el delito de coacción y extorsión en dos casos debidamente probados en la causa que, por espionaje ilegal, está detenido el falso abogado Marcelo D’Alessio. Sin embargo, el periodista estrella de Clarín asegura que la medida dispuesta por el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, es un ataque a su persona en particular, por ejercer el periodismo, y a la profesión en general.

Por eso mismo, y demostrando un nefasto espíritu de cuerpo, más afín a un estilo verticalista propio de las fuerzas de seguridad que al ejercicio de la profesión, generó que, de inmediato, periodistas, entidades y funcionarios del Gobierno de Mauricio Macri salieran a respaldarlo. Esa reacción, de hecho se transformó en una auténtica defensa corporativa hacia alguien que, como Santoro, más que un comunicador especializado en investigación, es un personaje especializado a operar a favor de Cambiemos, utilizando la extorsión y la coacción como moneda corriente, tal como queda demostrado en la resolución dictada por el magistrado.

La Academia Nacional de Periodismo, pasando por la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) o el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) –creado por el mismísimo Santoro-, se encargaron de salir en defensa del procesado periodista, bajo el argumento de que el fallo de Ramos Padilla ataca a la libertad de prensa.

Y por supuesto, escribas o comunicadores de los medios hegemónicos, como Ricardo Kirschbaum, editor responsable de Clarín, Nelson Castro, Joaquín Morales Solá o Adrián Ventura, también pusieron el grito en el cielo para solidarizarse con Santoro, a quien se esfuerzan por mostrar como una pobre víctima y no como lo que es: un extorsionador que se valió de su profesión y de su poder desde “el gran diario argentino” para dar rienda suelta a sus burdas operaciones.

En tanto, el propio Santoro escribe hoy una columna en el diario de Magnetto, para ejercer su defensa, asegurando que “el juez me penaliza por mis investigaciones periodísticas”.

Desde el Gobierno, la voz que no podía faltar es la de Laura Alonso, titular de la Oficina Anticorrupción (OA), quien desde su cuenta de Twitter escribió: “En una nueva muestra de autoritarismo criollo, procesan a un periodista profesional en una causa inventada. Eso es lo que algunos quieren para la Argentina: acallar voces críticas y a los que piensan diferente. Mi solidaridad con Daniel Santoro”.

 


En esa misma línea, el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo lanzó: “¿Se puede procesar a periodistas que publican hechos de corrupción porque una de sus fuentes cometa un delito? El juez dice que no conoce lo que sabía Daniel Santoro pero lo procesa igual. Me parece grave”.

 


Y otra figura que tampoco podía quedar ausente fue el escritor Federico Andahazi, uno de los “intelectuales” del macrismo, quien dijo: “El procesamiento de Ramos Padilla a Santoro es un anticipo de lo que harían si fueran gobierno: perseguir al periodismo, silenciar a la prensa y sembrar jueces militantes en los tribunales. Gravísimo.”.

 

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