La gobernadora María Eugenia Vidal no logra recuperarse del fracaso de la reelección donde cayó por 18 puntos frente a Axel Kicillof que, ahora le informan, que quizás no llegue a fin de año pagando los sueldos y el aguinaldo de diciembre. La medida de su ex ministro de Economía de “patear” para dentro de tres y seis meses el pago de las letras del Tesoro agarró a la provincia con 500 millones adentro, de los 1.250 que incluye a todas las provincias.
El gobierno de Vidal prefirió apostar a la ‘timba financiera’ de las Letes y ahora Lacunza decidió escalonar los pagos, con lo cual la gobernadora recibirá solo el 15 por ciento del vencimiento de la letra, el 25% a los tres meses y el 60% restante a los 6 meses.
Vidal ya no solo tiene problemas para pagar los sueldos sino que endeudó a la provincia en dólares y es una bomba a punto de estallar para el próximo gobernador. Con la nueva devaluación, el stock de la deuda creció 150 mil millones y crece a razón de mil millones por cada centavo que se achica el peso frente al dólar. Como si fuera poco, la quita del IVA de los alimentos, la subida del piso de Ganancias hace que la recaudación que se coparticipa, siga cayendo.
Vidal intentó que aumenten el llamado Fondo del Conurbano, pero es obvio que a Macri poco le interesa por estos días la gobernadora. La guerra entre ambos es mutua y Vidal ya decidió hacer campaña sola, sin la presencia del presidente.
La gobernadora y su equipo político “sueñan” con reducir la diferencia con Kicillof en 10 puntos. Reconocen que es imposible ganar pero la intención es llegar a los 40 puntos y que el candidato del Frente de Todos quede en 47 o 48 puntos, con lo cual quedaría como “una opositora” digna para continuar su carrera política en la provincia de Buenos Aires.
El problema de Vidal es que cómo ella abandonó al presidente, los intendentes la abandonaron a ella. Hoy Martiniano Molina (Quilmes), Néstor Grindetti (Lanús) Diego Valenzuela (Tres de Febrero), Nicolás Ducoté (Pilar) y Jaime Mendez (San Miguel) están haciendo campaña solos, y por abajo repartiendo la boleta cortada de ellos con Axel y Alberto, con lo cual Vidal sacaría menos votos de los que obtuvo en las PASO.
El problema de Vidal, no es solo el abandono de los intendentes, sino que probablemente los legisladores radicales armen su propio bloque y rompan la alianza con el PRO, de allí que el sueño de un bloque mayoritario se haría pedazos.
Mientras la gobernadora fantasea con una fundación 2020 para ser la “gran opositora”, el próximo gobernador, que recibirá una provincia incendiada, quizás sin plata para pagar los aguinaldos y endeudada como nunca en dólares, investigará los actos administrativos que pueden llevar a más de un funcionario y a la misma gobernadora a recorrer los pasillos de la Justicia. De allí que la gobernadora le pidió al procurador Julio Conte Grand que no renuncie, que se quede para defenderlos.
Dicen que su enemigo público, Marcos Peña, ya le ordenó al ministro Lacunza que no ayude con nada extra las finanzas de la provincia. “Que ella se arregle y sí no puede pagar los sueldos, que lo resuelva ella”, dijeron en la Jefatura de Gabinete de la Rosada.
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Ella eligió defender al presidente en lugar de defender a los bonaerenses.