Por Alfredo Silletta. Como en aquella novela de Osvaldo Soriano “Una sombra ya pronto serás”, María Eugenia Vidal en sus cuatro años de gestión se parece a esos personajes perdedores, desesperados que transitan la desolación de esos caminos de la pampa argentina y que tan bien describe el autor en aquella maravillosa novela. La gobernadora vive el angustiante temor al olvido.
La gobernadora decidió hacer una “revisión de su gestión” y anunció, aunque ya nadie le cree, que deja una “provincia desendeudada”, con 25.000 millones de pesos en caja para pagar los sueldos y con un Banco Provincia pujante. Claro, se olvidó de señalar que deja una provincia super endeudada, con hambre en el Gran Buenos Aires, una mayor desocupación, tarifazos por las nubes, cierre de fábricas y el conurbano con miles de comedores populares para que los niños y las madres tengan un plato de comida. Ni hablar de escuelas destruidas, hospitales devastados y una deuda de seis meses a los proveedores de IOMA que hay que levantar en forma urgente.
El próximo 11 de diciembre, el gobernador Axel Kicillof, quien ganó las elecciones por una diferencia abismal, dará su informe ante la Asamblea Legislativa donde explicará el estado de situación. En el discurso advertirá que Vidal deja una deuda provincial que superará los 11 mil millones de dólares, con vencimiento importante en el próximo mes de enero. Recordará la quiebra de más de 3.000 Pymes, 9 mil comercios, con casi 90.000 puestos de trabajados perdidos y con un millón 700 mil bonaerenses que cayeron por debajo de la línea de pobreza. Habrá un párrafo sobre la manipulación de la Justicia por parte de la gobernadora en estos años con persecución a jueces y fiscales que no “obedecían órdenes”
Kicillof explicará que el suyo será un gobierno de gestión, junto a los intendentes, recuperando derechos perdidos, con una provincia más justa e inclusiva. Habrá urgencias como terminar con el “hambre de millones de bonaerenses” y empezar a resolver los problemas de infraestructura tanto en escuelas públicas como hospitales, lo que permitirá crear nuevos puestos de trabajo.
Un relevamiento realizado por la Defensoría del Pueblo afirma que los comedores están al tope, con un hambre récord y con enfermedades que vuelven por la falta de vacunas.
Vidal sonríe pero esta nerviosa. Se le acabó el helicóptero, los programas de televisión que le repetían que “era la mejor”, la “más linda”, que los bonaerenses la amaban pero la realidad es que los bonaerenses no la votaron y a los gritos pidieron que se vaya. El marketing no alcanza cuándo falta trabajo, no podes pagar la factura de luz o la inseguridad crece pese a la publicidad oficial. La realidad es la única verdad, decía Perón.
Vidal ya vive la soledad del destierro del poder que le hiela la espalda. Ya no le atienden el teléfono. Sabe que deberá recorrer los pasillos de la Justicia por muchas irregularidades y hechos de corrupción.
Dice que seguirá caminando las calles de la provincia, pero sabe que solo deambulará como esos personajes de Soriano: “una sombra ya pronto serás”. El final de un invento de Mauricio Macri que sólo dejó “dolor y tristeza” a millones de bonaerenses.